• Betanzos, siglo XVIII: el zanfonero Espantoso

    20 septiembre 2016 • Blog

    Zamfoña, por Jacques Callot.Cien años después del contrato subscrito entre Juan Diego y Pedro Coiro, vecinos de Santa Cruz de Mondoy, fechado en la ciudad de Betanzos el 24 de febrero de 1662, por el que este último ciego enseñará a tocar la zanfonía a Juan Vázquez, asimismo ciego e hijo del primero (veáse la entrada Zanfoneros en las ferias de Betanzos), nos encontramos al ciego Pedro Espantoso Núñez, vecino de dicha ciudad, también dedicado a recorrer las Mariñas de Betanzos con su zanfonía para ganarse el sustento.

    La única referencia que hemos localizado sobre los Espantoso Núñez, la encontramos en la escritura de dote y esponsales otorgada en San Cristóbal de Muniferral el 25 de octubre de 1809, por don Francisco Espantoso, su mujer doña Bernarda Losada y don Andrés Núñez Espantoso, hermano y cuñado respectivo de los anteriores, para casar a doña Juana Losada, hija del citado matrimonio, con don Francisco da Roca, hijo de don José da Roca, vecinos de San Julián de Grijalba (Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 3.131, folio 150, del escribano Antonio Valle de Paz y Andrade, del número de Betanzos).

    Sin poder asegurar que pertenezca a este linaje o al de los Núñez Espantoso de Curtis, el zanfonero Espantoso figura casado con Lorenza Sánchez Figueroa, que regenta una tienda de mercería en la plaza del Paio Formoso, y quienes en la segunda mitad del siglo XVIII obtenían beneficios con las ganancias del comercio que manejaba y con las limosnas de tañer la zanfonía respectivamente, lo que les permitía que:

    «…Siempre tubieron su Casa aderezada de todo lo necesario a su estado y Calidad; como Arcas, ropas del huso de bestir, y de Camas, bancos, taburetes, trastos de cocina, rosarios, y lo mas anexo…».

    Fruto de este matrimonio fue su hija única Inés Espantoso Sánchez de Figueroa, que casó con Vicente de Martín, ministro del Corregimiento, quien se sería involucrado en la muerte de Silvestre Díaz, en cuya causa:

    «…se increpo a dho Vicente y citada su mugr; esta estubo mucho tiempo presa en la Carcel Real de esta Ciud. asistiendola y cuidandola sus Padres y contribuiendo con otros gastos particulares asta ponerla en libertad; y aquel se ausentó; por lo qual le fue preciso desacerse de barias cosas; Pero despues bolbieron al Comercio de merceria qe oy tienen, adelantaron mucho entre Madre e hija con sus industrias trabajando cada una con todo bigor y esfuerzo, y dho Espantoso Con el motibo de ser Ciego iba por la tierra con su Zanfonia asistiendo a varias fiestas y pidiendo de que se seguia el traer pª. Casa sus intereses, qe todo se destribuia en ella…» (Archivo Municipal de Betanzos. Caja 3.502. Año 1783, sin catalogar).

    Fallecido Vicente de Martín sin descendencia, su viuda Lorenza se casa en segundas nupcias con el sastre José Martínez, viudo a su vez de Ignacia de Paz, quienes pasaron a residir con sus padres:

    «…Asi siguieron asta tanto… que posterior echaron fuera a su respectivo Padre y suegro, quedandose la Lorenza mi pte. en la misma Compañia asistiendo y trabajando en la tienda de merceria qe subsiste en la plaza del Paio formoso de la Ribera, y cuidandoles sus hijos, y dho Josef con este pie, y sin haver trahido cosa de consideracion al Matrimonio, se puso en el Comercio qe oy gira de paños, telas y otras menudencias con su tienda habierta en la plaza de esta Ciud. Y asi fueron siguiendo en buena paz y armonía, asta qe de poco tiempo a esta pte. dho Josef y su hija dieron en dar mal trato a su Madre, golpeandola, y sacandola las llaves de sus arcas Capitales y el livro de los mas Vienes, sin quererla dar cosa alguna; y echandola de Casa, quando en ella tiene su porcion, De modo, que procuran dejarla en Cuero, sin Camisa… no Siendo justo…» (Ibídem. Betanzos 2 de junio de 1783).

    Acto seguido se les notifica el auto incoado a instancia de sus suegros, de fecha 2 de junio de 1783, por el oficio del escribano Joaquín de Espiñeira y Aguiar, como medida coercitiva y respuesta a su actitud, que dispone el recuento de sus bienes, a cuyo fin se efectúa la requisa de las llaves, incluso de «…la Lonxa que independiente manipula mi pte. En la Plaza de esta Ciud privandosele el jiro y Venta de Xeneros, nada menos que en perjuicio de las Reglas de Comercio…», una cuestión que pone en entredicho su medio de vida y esfuerzos.

    Efectivamente la relación entre Pedro y Lorenza se había deteriorado, hasta el punto de reconocer su hija Inés que cuando se efectuara el embargo de sus bienes tan sólo le quedaran las ropas de su uso «…y dhos Padres mantenerense, Con lo que daba de si la Caridad humana, por medio de la Sanfonia de que Usaba y esto sin Quasi apreciarse entre marido y mugr…». Una vez superado el trauma de la reclusión, y limpios de la lastimosa Causa en que se inculpara a dicho Vicente Martín, procedió con su segundo marido a trasladar todo su menaje a la casa de aquellos, procurando la paz del matrimonio, sin que jamás pudiera lograrlo «…Y si una continua Separacion, manteniendose en sus Cabales, y el Suegro al modo qe se sabe en este Pueblo, y fuera deel mendigando…». Se justifican al añadir que él y su mujer habían hecho almoneda de sus respectivos efectos, ropas y alhajas, para invertir su producto en el incremento de la tienda, con mucho «…Sudor y afan…», y con la ayuda y favor de varios amigos la llevaron a la actualidad de que hacen presentación.

    Una vez reconocido el embrollo que habían armado y solventadas las diferencias, el mismo día subscriben una escritura de concordia, por ante el escribano Alonso Rodríguez de Soto, con la que todo vuelve a su debido cauce con la paz y armonía iniciales y sin seguir diligencias ante la Justicia Ordinaria. Y se convinieron de manera:

    «…que siempre y quando la referida Lorenza Sanchez Figueroa quiera subsistir en casa y compañia del Jph Martinez su Hierno y su Hija, lo pueda hacer, que la tratarán como asta aqui en la clase de Madre, y en su defecto le daran todo el mueble y ropas que le han dado mientras estubo en su Compañia sin faltarle cosa alguna, y en segundo lugar el dho Jph Martinez boluntariamente conociendo que dhos sus Suegros no pueden satisfacer los gastos que hubo en la question suscitada los satisfará de su quenta sin dar lugar a otro procedimtº, con lo qual quedan convenidos, igualados y ajustados… [Firmado] Joseph Martinez, como testigo y a ruego Francisco Xavier Phelipez del Villar [Rúbricas]. Ante mi. [Firmado] Dn Alonso Rodriguez de Soto [Rúbrica]». (Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 2.234, folio 10, del escribano Alonso Rodríguez de Soto, del número de Betanzos).

    La documentación que hemos tratado, nos sitúa ante la triste realidad del pobre ciego Pedro Espantoso, un indigente que como tantos otros utilizó el tañido de la zanfoña como medio de subsistencia, una vez que retornara a manos populares al ser sustituida en la música académica por otros instrumentos de cuerda de mayor realce.

    Del contenido de la documentación investigada, se desprende que los zanfoneros se dedicaban a recorrer las feligresías del entorno para sus actuaciones y petitorio en mercados y romerías a causa de su incapacidad, a diferencia de los gaiteros que compartían este oficio con su profesión habitual, como actividad complementaria en incremento de la economía familiar y al mismo tiempo de recreo y diversión, por no decir liberación de la esclava rutina que los atenazaba, de ahí que generalmente no figure en sus últimas voluntades alusión alguna a esta faceta de su vida, como fue el caso de los gaiteros Juan Douteyro, vecino de Betanzos (Ibídem. Protocolo 369, folio 58, del escribano Antonio Rodríguez Roel, del número de Betanzos, año 1646) y Alonso de Prado, vecino de Roibeira (Ibídem. Protocolo 306, folio 124, del escribano Domingo Díaz Hermida, del número de Betanzos, año 1657), y posteriormente de don Manuel Rilo Pardo «O gaiteiro Rilo», a principios del siglo pasado; de don Francisco Manso Barros «O Cafú», que nos concedió su única entrevista y con quien participamos en festivales españoles y extranjeros, siempre en compañía de su gaita, amén de mantener estrecha amistad profesional y personal, al igual que con Xan de Cecebre y con don José Benito Beade Vázquez, vecino de Betanzos, también gaiteros que tocaron para las danzas gremiales que organizamos hace cincuenta años, y un largo etc., quienes sin duda llevaron mejor vida que Pedro Espantoso.