Calles de Betanzos
La calle de los Plateros
9 julio 2014 • Blog
Iniciaremos este tercer apartado de la que fue calle de doña Mencía y calle de los Sombrereros en pasadas centurias, con un recorrido por la parte baja de la calle, soportales y casas de la inmediación de la Puerta del Puente Viejo en la que desembocaba y finalizaba.
En el barrio de la Puente Vieja el 6 de febrero de 1717 y por ante el escribano Juan Méndez del Corral, el platero Antonio de Castro Saavedra, viudo de Bárbara Rodriguez de Marzoa, manifestaba que su hija Clara Rodriguez de Marzoa, casada con el también platero Juan Viqueira Calviño:
«…se yntrusaron Biolentamente y contra gusto y boluntad de dho otorgante y su muger en una casa con su alto y vajo y tienda en que al presente bive dho Juan Biqueira en el primero Canton de la calle que sube desde la puerta del puente vieja a la plaza de dha ciudad con su balconada, que testa por una parte en otra casa en que solia Bivir el otorgante y en que al preste bive de su horden Dn Jacinto Couceiro presbitero: y por la delantera hace frente a la muralla y por otra con dha calle que sube a la plaza…» (Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 884, folio 23, de Betanzos).
Esta declaración hacía referencia a acontecimientos pretéritos, cuando todavía se conservaba la muralla de la ciudad que confrontaba con la casa ocupada, que por extramuros daba en la calle del Hospital (más tarde Calle de las Monjas y Calle de la Fuente de Unta. Remitimos a nuestro trabajo La Calle de las Monjas y el Muelle del Puente Viejo, publicado en el Programa Oficial de Festejos de 1996), y que según hemos visto en el artículo de la calle de los Sombrereros estaba a punto de ser demolida en 1669, para la construcción de dos edificios por los plateros Antonio Ares y Antonio de Castro.
El 9 de septiembre de 1786, don Manuel Antonio de Castro y Lemos y doña Josefa de Castro y Rigueira, su hija mayor, subforaban en Betanzos el dominio:
«…desde Oy dia para ynterin susista el foro, a Dn Luis Garcia Fernandez fiel del Ramo del Vino en esta Ciudad, para el y los Suios, Una Casa compuesta de Vajo y dos altos sita en la Calle de los Plateros de ella, con la qe confina al medio dia, al Lebante haze frente enla Buelta que forma la misma Calle, al Poniente en Casa de Simon de Araujo, y al Norte en otra del Dn Luis que hira espresada cuio foro de la qe se trata es delos Herederos de Dn Antonio Zavala dueño qe fue de la Casa de Bañobre, a quienes se pagan cada año por su dominio Cinco rrs y medio Vellon…» (Ibídem. Protocolo 2.492, folio 54, del escribano Juan Gabriel de Rilo, del número de Betanzos).
El mencionado inmueble pertenecía al vínculo fundado por don Juan Francisco Viqueira, en posesión de doña Josefa de Castro y Rigueira, soltera y mayor de veinticinco años, vecina de Betanzos.El 18 de enero de 1803, doña Josefa subforaba el útil de dicha casa a don José Troncoso y Lira, dependiente de Rentas Reales, con la siguiente descripción:
«…es dueña de el Util de una Casa Conpuesta de Vajo, y alto con boladizo qe forma suportal sita amano yzquierda Vajando la Calle de los Plateros de esta misma Ciudad, y doblando para la puerta que dice al Puenteviejo de ella, la que hace frente a dicha Calle, y por el Bendabal testa en Casa de Dn Antonio Vizente de Quiroga, Lebante de Dn Luis Garcia Fernandez, y por otro lado de Dª Narcisa deel Villar y Felipes que fue de su hermana Dª Juana, Vezina aquella de la fra de San Salbador de Villozas…de foro de los herederos de Dn Antº Zabala dueño qe fue dela Casa de Bañobre…» (Ibídem. Protocolo 2.507, folio 18).
Esta casa sería traspasada por don José Troncoso a don Luis García Fernández el siguiente 8 de mayo (Ibídem. Folio 77). Como se encontraba en mal estado, sería reedificada por su nuevo poseedor, y posteriormente utilizada como residencia de los generales británicos en su retirada hacia La Coruña en la noche del 9 de enero de 1809, siendo factor de la Provisión de Víveres de Betanzos, y dos días después ocupada por fuerza por los franceses (Véase en nuestra obra La Ocupación de Betanzos y su tierra por los Franceses en 1809, Ayuntamiento de Betanzos 2013, pág., 166).
Dos meses después de la retirada de los franceses, el 30 de agosto de 1809, doña María López Valiño, viuda de don Antonio Novo y Bermúdez, y un largo número de familiares, vendían los derechos de posesión del edificio que habían subforado al abogado don Ángel Arias de Acal, vecino de Betanzos:
«…Una Casa con sus dos altos vajos bodega cavallerizas y mas de que se compone sita en la Calle de los sombrereros y por otro nombre de los Plateros de esta dha Ciudad que se hallaba muy deteriorada, confinante al Norte en dha calle al vendaval en otra de Juan Vitorio Ramos y al Solano y parte de dho Norte en otra casa de doña Teresa Calviño, cuia casa es del dominio de don Diego Ribera vecino de esta Ciudad…» (Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 3.029, folio 207, del escribano Domingo Antonio Vázquez, del número de Betanzos).
El adquirente era el padre de don José Arias Uría (intrigante cacique y extorsionador. Véase Archivo Reino de Galicia. Causas. Legajo 1.075-11, del año 1844), abogado y ministro que sería de Justicia en el gobierno de Espartero, en la que establecería su domicilio (Plateros nº 16). El mencionado don Diego Ribera Pardo, contaba 56 años, y estaba casado con doña Teresa Vicenta Pardo Osorio, era Fiscal de Causas por S.M. en la ciudad de Betanzos y dueño de la Casa de Baldomir, sita en la feligresía de Santa María de Guisamo.
En cuanto a la propiedad que los Quiroga tenían en esta calle, nos valemos de un pleito mantenido en el Juzgado de Provincia con don Luis García Fernández, en razón a que estaba construyendo una chimenea clandestina en la casa que le había adquirido a los herederos de don Juan Viqueira. El 26 de octubre de 1810. se presentaba la denuncia de don Cayetano Antonio de Quiroga, presbítero y vecino de Betanzos, en su propio nombre y en representación del licenciado don Antonio Vicente de Quiroga, abogado de la Real Audiencia, de don Pedro de Quiroga, rector de San Pelayo de Brejo, y de don Salvador Collazo, como marido de doña María de Quiroga y Seijas, vecinos del Coto de San Juan de Villamourel, hijos que «subsistieron» de don Antonio Jacinto de Quiroga y de doña María Isabel de Seijas, en cuya exposición manifestaba entre otros extremos que:
«…nuestra Casa matris se halla constituida en la Calle de la Plateria de esta misma Ciudad, abrazando la callejuela qe baja de la Rua Trabiesa a la Puerta de el Puente Viejo confinando por dos Costados con otras casas de distintos dueños, y como por la de el inferior qe es una qe Don Luys Garcia Fernandez adquirio de los herederos de Dn Juan Viqueyra, habiendo venido a ella a hacer morada no hay duda la mejoró…» (Archivo Municipal de Betanzos. Pleitos. Caja 3.526, sin catalogar),
Al día siguiente se realizaba la visita de inspección, y el escribano instructor se hallaría con la chimenea en construcción «sobre Camorros de Palo» y con «dos losas colocadas que llaman Puentes», situada al Levante.
Con este mismo nombre aparece en una declaración que don Luis García Fernández, viudo de doña María Barros y Cernadas, y sus hijos Juan y José, efectuaban en Betanzos el 26 de diciembre de 1787, en la que manifestaba que al casarse había pasado a vivir el bajo de la casa de su suegro sita en «la Calle de la plateria«. En la misma escritura su suegro Domingo López Barros, también vecino de Betanzos, atestiguaba que todos las mejoras y reparos que hiciera don Luis habían sido con su propio dinero, lo que hacía constar para que los demás herederos no le pudiesen reclamar cosa alguna (Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 2.493, folio 192, del escribano Juan Gabriel de Rilo, del número de Betanzos).
A mediados del siglo XIX se desdoblaría esta calle, de forma que la parte inferior, desde los soportales a la Puerta del Puente Viejo, se incorporaría a la calle de Sobre la Muralla, formada por veinticinco edificios, y la calle de los Plateros quedaría reducida a dieciocho. En esta última tenían su domicilio cinco labradores, tres sastres, dos presbíteros, un escribano, un hacendado, dos comerciantes, dos tenderas, un platero, un abogado y un boticario, con sus respectivas familias.
El 4 de junio de 1867, el concejal don José María Pérez ponía en conocimiento de la Corporación, por medio del secretario don José Ramón Gómez, que no se podía transitar por el «pedacito de Calle que baja al Arco del Puente biejo y desemboca en la carretera de Ferrol». En la sesión municipal del siguiente día 10, se aprobaría su composición con un presupuesto que ascendía a sesenta y cinco escudos y cuatrocientas cincuenta y nueve milésimas, y subasta anunciada mediante un bando en el que todavía se reconocía su anterior denominación «un pedacito de Calle al final de la de los Plateros y puerta nombrada del Puenteviejo». La subasta de las obras tendría lugar en el ayuntamiento, el domingo día 16, entre la una y las dos de la tarde.
El remate recaería en el maestro cantero Juan Antonio de Castro, vecino de San Martin de Verducido y residente en Betanzos. A poco de iniciar las obras, el siguiente 19 de julio manifestaba epistolarmente al concejo:
«…que habiendo principiado á lebantar el baldosado y empedrado debajo del Arco de la Puerta del puente viejo en dirección de la Calle de los Plateros y de la de Sobre la Muralla en la extension de cuarenta y dos metros y sesenta y cuatro centrímetros y el desmonte que espresa el pliego de Condiciones, se desmoronaron las paredillas laterales del Caño maestro y las de los trasbersales, por ser de tierra, de tal modo que es imposible colocar las cubiertas de Cantería sin formar otras de piedra…».
Las obras serían aprobadas en su conjunto y se situarían los dieciséis metros y sesenta y cinco centímetros de losas de cantería, y cincuenta y tres metros y noventa centímetros cuadrados de empedrado con cuarzo, y estarían concluidas el 24 de agosto de 1867, a plena satisfacción de la Ciudad.
Transcurridos once años de haber pasado a llamarse Calle de Méndez Núñez (Plateros) y Calle de Pardiñas (Sobre la Muralla), se procedería al «Embaldosado de los dos trozos de las calles de Mendez Nuñez y Pardiñas, correspondientes á la antigua Calle de los Plateros de la ciudad de Betanzos, Año de 1899». Este proyecto le sería encomendado al técnico don Francisco Vázquez, quien lo tendría finalizado el 9 de junio de 1899, y con el que pretendía desmitificar el asentado aforismo local que entendía que «para reformar esta ciudad era menester edificarla de nuevo», según señalaba en sus «Observaciones», y apreciación que desgraciadamente ha ganado adeptos en nuestro municipio y en los responsables autonómicos, si nos atenemos a lo acontecido con el «Pasatiempo». No podemos olvidar que este parque enciclopédico, una vez incoada su declaración como «jardin artístico» por la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, comunicada al Ayuntamiento de Betanzos en abril de 1981 (véase en Anuario Brigantino 1981, pág. 259 y en Boletin Untia 2, año 1986, pág., 49 y 186), lo que suponía la preceptiva consulta y autorización de dicho organismo para cualquier actuación a realizar en su recinto, hubiese sido destruido en buena parte durante el año 1985 y en julio de 1986 por el ayuntamiento, con claro incumplimiento de la legalidad, silencio administrativo y sin exigencia de responsabilidades, por poner algún ejemplo.
Tras este inciso, continuaremos nuestro relato afirmando que se trataba de una reforma integral, presente en las notas de rectificación del proyecto realizadas por don Francisco Javier Martínez Santiso, en las que se precisaba y disponía «la conducción de las aguas pluviales desde la base de los caños hasta la alcantarilla general en toda la calle». El embaldosado sería de quinientos metros cuadrados y cuatrocientos noventa centímetros de cantería de granito de Parga, pues:
«…Aun cuando para las de sillería y baldosado tenemos las canteras de los montes del Gato y San Antón, preferimos las de Parga por su dureza y blancura; por el buen aspecto en las obras y por el pulimento de que es susceptible en la labra.
Las losas de tapa proceden de Roibeira. Para las mamposterías de todas clases se hallan en explotación diferentes canteras siendo de las mejores las de Obre y Puente de las Cascas…» (Primera parte de la Memoria del Proyecto).
Cuya extensión sobrepasaría tres metros hacia fuera del arco de la Puerta del Puente Viejo hasta dar con la carretera, mediante losas de veinte centímetros de espesor, cincuenta de ancho y ochenta de largo por lo menos, colocadas en hiladas en dirección perpendicular al eje de la calle.
La Corporación Municipal aprobaría la realización de las obras en la sesión del 4 de enero de 1899, con un tipo de seis mil ochocientas pesetas y que serían subastadas en la sala de sesiones de la Casa Consistorial el siguiente 21 de agosto. El remate recaería en don Juan Diego Castro Valiña, vecino de Betanzos, como mayor postor. De inmediato darían comienzo y estarían finalizadas el 23 de diciembre del mismo año. En razón a que los aumentos de obra habían ascendido a 1.194’87 pesetas, el 27 siguiente se liquidarían las 6.969’11 pesetas pertenecientes al crédito consignado, y las 1.026’28 pesetas restantes le serían satisfechas al contratista el 28 de febrero de 1901.
Los propietarios afectados por las mencionadas obras eran don José Ferreira Carregal, doña Encarnación Serrano Pereira, don Nicolás Pérez Carballo, don Manuel Noguerol Parga, don Rafael Vázquez Arias, doña Esperanza Arias Uría y Sande, don Agustin Barrós Varela, don Rosendo Filgueiras Ribera, don Roque Ponte Peña, don Rosendo Ares Botana, don Victor Sánchez, don Manuel Fernández Sás, don Modesto Castro Feliz, doña María Villamisar, don Francisco Pardo Martinez y don Bernardo Vidal Redondo, quienes estrenarían el siglo con un nuevo semblante en » …la calle de los Plateros una de las más tránsitadas de la población, circunstancia que, unida á la del número de establecimientos mercantiles en ella domiciliados, la hace aparecer como de las más importantes…».
A principios del siglo XX, se haría constar en las escrituras «la Casa de la Calle de Mendez Nuñez antes Plateros» (Ibídem. Protocolo s/nº, folio 1.210, del escribano Emilio Pérez Alonso, del número de Betanzos, 6 de octubre de 1902), para facilitar su localización a la sufrida ciudadanía que, a pesar de todo, bien sabía por donde andaba.