Problemas para el cultivo de la patata en Las Mariñas de Betanzos en 1800
29 marzo 2014 • Blog
Aunque cueste creerlo, el consumo de la patata como alimento de la población es relativamente cercano, utilizándose exclusivamente como planta ornamental y forrajera hasta finales del siglo XVIII. Desde su introducción en la Península, tras el descubrimiento de América, se vería rodeada de censuras, misterios y obscurantismos de todo género, desde la despreciativa consideración de «cosa de indios», hasta los anatemas aplicados a su ingestión como causante de la lepra o de la muerte por la tóxica solanina; también de acción maléfica o alimento infernal por criarse bajo tierra, y lujuriosa hermana de la mandrágora, la planta de las brujas, perteneciente a la misma especie de las solanáceas, por sus efectos afrodisíacos. Pero la necesidad y el hambre esclarecerían la mente de los incrédulos, y hela ahí como ingrediente del plato brigantino más internacional, la «tortilla áurea» como la definiría el gatrónomo Marco Polo, sin duda la mejor de este mundo.
En 1804, se editaba la Descripción económica del Reyno de Galica, obra de don José Lucas Labrada, en la que no figura dato alguno sobre la plantación de patatas en la provincia de Betanzos y por lo tanto sin referencia sobre su explotación en las Mariñas dos Condes, de la que es capital la mencionada ciudad de Betanzos de los Caballeros. Tampoco constan en ninguna otra obra o monografía publicada sobre el tema hasta la fecha, de ahí que nos llamara poderosamente la atención el conflicto que se planteaba a principios del siglo XIX, sobre la irrupción de su cultivo en propiedades de la parroquia de San Salvador de Villozás, sujetas a rentas diezmales, sin autorización de sus arrendadores, entre los que se encontraba el patronato que «…Dª Juana Diaz de Lemus fundó en este dho Combento de San Franco (Francisco) una obra pia para dotar Guerfanas deel Estado Noble y plebeio…», ilustre dama descendiente de la Casa de Andrade.
Sin ningún género de dudas, se trata de la más importante obra pía fundada en Betanzos a lo largo de la Historia (Vid. entrada Doña Juana Diaz de Lemos benefactora de Betanzos), que dejaría establecida a la hora de otorgar sus últimas voluntades el 19 de abril de 1564 (Testamento publicado por don Cesar Vaamonde Lores, en la Colección de Documentos Históricos de la Real Academia Gallega, tomo II, pág.310). Señala el citado autor que en 1805, en el contexto de las desamortizaciones de la época, el Estado vendió los bienes de esta obra pía a don Antonio de Velasco, Comisario de los Reales Ejércitos residente en La Coruña, por la cantidad de 468.000.-reales, lo que da una idea del cuantioso valor de su fincabilidad, si se tiene en cuenta el fraude que de manera general se verificaba en este tipo de ventas, mediante la minoración de su verdadera tasación (sirva como baremo que las Casas Consistoriales de Betanzos, habían tenido un costo de 136.000.- reales, presupuestados por su ilustre arquitecto Ventura Rodríguez).
Esta obra pía habría de atender tanto las obligaciones determinadas en sus constituciones, como cubrir las necesidades de instituciones y particulares que acudían a su patronato en petición de ayuda económica. Sin apartarnos de esta época, el 3 de marzo de 1799, don Benito Manuel García Pérez, escribano del ayuntamiento, casado con doña Cayetana Jacoba Couceiro y Verea (Veáse nuestro trabajo La familia Núñez de Betanzos en el siglo XVIII, publicado en el año 2000, pág., 10), presentaba una solicitud para que le prestasen mil ducados de dicha fundación, para poder finalizar una casa que estaba construyendo «…mediante en las Actuales Circunstancias se hace Dudoso hallar persona que franque dicha falta…», y préstamo que formalizaba en dicha fecha con indicación de su destino:
«…Sita en la Calle de los Herradores… a la que aze frente y Camº que pasa a la fuente de los Angeles, al Lebante, en Casa de Dª Cayetana Rosa de Berea, viuda de Dn Jacobo Garcia Perez, al Norte en otra del Convento de Madres Agustinas Recoletas de esta propia Ciudad, y al Nordeste, con Guerta anexa a la Casa dela Dª Cayetana, foral el fundo dela deque se trata de Dn Andres Ponce de Leon , vecino de la Villa de Sta Marta de Ortigueira y de Dn Manuel Sánchez Abeledo, de esta ciudad…» (Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 2.503, folios 27 y 29, del escribano Juan Gabriel de Rilo, del número y ayuntamiento de Betanzos).
Entre las dotes satisfechas por esta época son de destacar, entre otras, la entregada a don Agustin Iglesias, Tesorero Honorario del Ejército y Administrador de la Renta de la Sal de esta ciudad, según asiento del Libro de Sacas, por su matrimonio con doña Teresa Tomaseo, que había sido dotada por la «Obra Pia de Guerfanas» fundada por doña Juana Díaz de Lemos, por elección del 3 de febrero de 1791, y de la que otorgaba carta de pago el 11 de julio de 1800, por la cantidad de 9.764 reales y 15 maravedís (Ibidem. Protocolo 2.504, folio 115). También había sido elegida doña Ildegunda de Ponte Diaz, hija del Teniente Coronel del Regimiento Provincial de Betanzos don Roque José de Ponte y Posse (véase nuestra obra La ocupación de Betanzos y su tierra por los franceses en 1809, ayto de Betanzos 2013, pág. 324) y de doña María Rita Diaz Montalvo, que habría de reclamar su marido don Pedro de la Bárcena Valdivieso, Capitán de Infantería del Regimiento Provincial de Oviedo (llegaría a ser Mariscal de Campo), quien desde Gijón donde residía, otorgaba poderes el 16 de septiembre de 1801, a favor de su cuñado don Joaquin Fernando de Ponte y Diaz, Teniente de Infantería (fallecería durante la Guerra por la Independencia) y de su mujer, que residía con sus padres en Betanzos, en razón a:
«… que esta como hija lejitima de los Sres Dn Roque de Ponte Theniente Coronel de el Regimto tanvien provincial de la Ciudad de Betanzos y Dª Rita Diaz, asido dotada por la obra pia, que en ella fundó la Sra Dª Juana Diaz de Lemos en la Eleccion que hicieron sus Patronos el Año pasado de mil setezientos novent y quatro en la Cantidad que resultaria de ella y de que dio fee Dn Juan Gabriel de Rilo su Essno de Numº y Guerra en la misma Ciudad, y por haver llegado el caso de reclamar dha dote pª hacerlo dio poder a Dn Joaquin Fernando Ponte su hermº político y Tente (Teniente) de el mismo Regmto de la enunciada Ciudad de Betanzos…» (Ibidem. Protocolo 2.505, folio 135).
La citada dote importaba nada menos que 13.359 reales de vellón, todo un capital para la época (Ibidem. Folio 153).
De la versatilidad financiera de la obra pía de doña Juana Díaz de Lemos, es buen ejemplo la disponibilidad de los caudales de su arca de tres llaves para disposición de la Ciudad durante la vigencia de la fundación, en calidad de préstamo, bien para atender los salarios y gastos de representación de los diputados a Cortes o para los correspondientes a las Juntas del Reino, entre otros auxilios y urgencias públicos, que se aprobaban por los patronos reunidos en el convento de San Francisco, donde había sido instituida, y esto durante casi trescientos años hasta su malversación. En la sesión municipal del 20 de septiembre de 1800, acordaba el ayuntamiento solicitar un préstamo de 37.692 reales, para poder atender el pago del Subsidio de trescientos millones para la Corona que le habían correspondido en el repartimiento de la provincia, de las dotes retenidas de las Doncellas Guerfanas de la obra pía de doña Juana Díaz de Lemos (Ibidem.Protocolo 2504, folio 176 vº) » …contribuiendo al pronto remedio de las Urgencias del Estado…» (Ibidem. Folio 179 vº). Otra solicitud semejante tendría lugar en la celda del padre Guardián de San Francisco, donde solían reunirse y en la que se encontraba la arca de tres llaves, fray Pedro Malvar, con asistencia de fray Pascual Suárez, Prior de Santo Domingo, y de don Vicente Sánchez Muñoz, abogado de los Reales Consejos y Corregidor de la ciudad «…todos tres Patronos por sus empleos de la obra Pia para Dotar Huerfanas fundada por Dª Juana Diaz de Lemos…», el 10 de abril de 1801, con el fin de aprobar y formalizar un préstamo de 10.000 reales para que el regidor don Antonio Posse Valledor (de la Casa de Santa María de Sada y vecino de Betanzos) pudiera asistir a la Junta del Reino en representación de Betanzos (Ibidem. Protocolo 2.505, folio 56).
Tendrían que volver a reunirse los susodichos patronos el siguiente 10 de diciembre , en razón a que se hubiesen plantado patatas en tierras de su administración por los caseros o llevadores de la feligresía de Villozás, quienes retenían el diezmo de las patatas y sólo respondían por los frutos de siembra tradicionales. Se planteaba un serio conflicto entre las partes, habida cuenta que como preceptores de las rentas de sus heredades no consentían la extensión de un cultivo no fiscalizado, como la patata, en detrimento del cultivo de cereales como era de costumbre, con la correspondiente merma de ingresos.
La obra pía de doña Juana Díaz de Lemos que administraban, compartía dichas rentas con la Casa y Pazo de San Pantaleón das Viñas y con la parroquia de Villozás, y dado el conflicto de intereses planteado acordaban otorgar poderes a los agentes de negocios en la Real Chancillería de Valladolid, para que defendieran sus intereses:
«…y dgn (dijeron) que a ella Corresponden las siete partes de diez y seis de todos los diezmos de la Parroquia de Sn Salbador de Villozas, las cinco restantes a la Casa y Pazo de Sn Pantaleon das Viñas de que es dueño Dn Gaspar Vermudez de Castro , y las otras quatro al Cura Parroco de hambas fras (feligresías), y como pr los vzs (vecinos) de la dha de Villozas, se ocupasen varias tierras con Patatas privandolas de producir otros frutos, y a los Ynteresdos (Interesados) del Diezmo de ellos usaron estos contra aquellos de la Accion de Demda (Demanda) con la que Obtuvieron Sentas (Sentencias) favors (favorables) en el Juzgdo de Provincia dela Rl Audª para que el esno (escribano) de asiento de aqlla les diese testimonio de la Calidad y Cantd del pleito para seguir el recurso de apn (apelación) y medte (mediante) careze de Dhos dos particulares, afin de que contradiga dha apelacion y en todo caso se aga como de dha fundacion la devida defension, otorgan y dan todo su poder…axtes (agentes) de negocios en dha Rl Chancilleria…[Firmas y Rúbricas]» (Ibidem. Folio 182).
En idéntico sentido, dos días después también otorgaría poderes el sobredicho don Gaspar Bermúdez de Castro ante el mismo escribano. Según se ha podido observar, existieron serias dificultades e impedimentos para la implantación del cultivo de la patata en nuestra antigua provincia, con mayor incidencia en las tierras arrendadas que en las forales y de dominio enfitéutico.
Con motivo de la escasez de mantenimientos, como inmediata consecuencia de la invasión y ocupación de Galicia por el Ejército Francés en 1809, la patata habría de ser la alternativa para luchar contra el hambre, generalizándose su consumo desde entonces. Como sustitutiva de la castaña en la dieta común, todavía era conocida por » castañola» a finales del siglo XIX (en nuestra guía turística Betanzos de los Caballeros y sus Mariñas, de la editorial Everest, León 1984, pág.,182, cita del término recogido por el cronista don Francisco Javier Martinez Santiso), en recuerdo de las castañas que desde tiempo inmemorial habían sido un producto fundamental del mantenimiento de la población.
De aquellos tiempos del reinado de Fernando VII viene que a las patatas fritas cortadas en tiras se las llamasen «fernandos», debido a la especial inclinación del monarca hacia su consumo con este corte y fritada (según transmisión familiar). Están muy extendidas por el Reino Unido con el nombre de «chips» o » crisps», y la generalización de su dieta le ha valido a los belgas el ser conocidos por «frites», en cuyos países se venden en bolsas y cucuruchos en plena calle.
Durante buena parte de nuestra vida, nos hemos preocupado de recoger las antiguas recetas de nuestra comarca, con especial incidencia en las patatas, con resultados extraordinarios debido sin duda a la inapreciable ayuda y colaboración de mi mujer, experta gastrónoma titulada, sin cuyo apoyo hubiese sido misión imposible, sobre todo a la hora de saborearlas, y en particular «las Chulas» (patatas rellenas con carnes variadas etc.), ya elaboradas en los fogones de nuestra casa en el siglo XIX, toda una exquisitez sin parangón. Por los resultados, el atrevimiento de los arrendatarios de Villozás no sería en vano.