Mísera crianza de la expósita de los Remedios
18 octubre 2014 • Blog
A principios del año 1618, año y medio después de haberse producido un pavoroso incendio que dejaría asolada la ciudad de Betanzos de los Caballeros y desgracia agudizada por la hambruna imperante (vid. Hambruna en el siglo XVII), era abandonada una niña en la puerta del santuario de Nuestra Señora del Camino de Betanzos, también conocida popularmente como la Virgen de los Remedios, en el arrabal del Puente Viejo y encrucijada del Camino Inglés que se inicia en Ferrol y el Camino del Norte procedente de Oviedo (vid. Betanzos encrucijada de rutas jacobeas). Ante semejante imprevisto el bachiller Pedro de Cano, párroco a la sazón de la parroquia de San Martin de Tiobre, de la que es anexa dicha ermita, lo pondría en conocimiento del capitán Rodrigo Alvarez de Bohorques, Corregidor por S.M. de la ciudad, para que determinara las medidas a tomar para la crianza de la expósita.
Según el protocolo establecido para estos casos, habría de procurarse una casa particular de acogida, por no existir ni en la capital ni en su provincia centro asistencial específico u hospicio, y efectuar los repartimientos necesarios entre los vecinos de la señalada parroquia y de las feligresías circunvecinas, como obligados a sufragar los gastos de su cuidado y manutención. Como no se cumpliera con este último extremo, la receptora de la criatura elevaría una instancia al Corregidor, el 7 de enero de 1619, en la que manifestaba lo siguiente:
«Maria Perez biuda y pobre, vezina del arrabal de la Puente bieja desta ciudad, digo que Vmd (Vuestra merced) me mando que yo criase una nina que se allo en la iglesia de Nuestra senora del camino de apar desta ciudad y que se me pagaria mi trabajo… y se me deben catorçe rreales de mi tiempo que la crio y soy muy pobre y no tengo por donde me sustentar, a Vmd pido y suplico por serbiçio de nuestro Senor me mande pagar mi trabajo, atento que soy pobre y biuda. Pido Justicia. [Rúbrica].
Otrosi digo que Vmd dio su auto, con parecer del licenciado Cano, en que mando que las feligresias de San Martino de Tiobre y Souto y Villosaz y Santestebo de Quintas y Obre, contribuyesen ala paga de la cria de la dha nina y asta agora…» (Archivo del Reino de Galicia. Legajo 18.147-21).
Por auto del 26 de febrero de 1619, el Corregidor ordenaba que las mencionadas feligresías procediesen al reparto de seis ducados, por ante el escribano Juan Cubeiro. Como no se hubiese satisfecho la deuda contraída con María Pérez, y ante la imposibilidad material de cuidar a la pequeña, esta responsabilidad le sería encomendada a su padre el labrador Pedro do Camino, quien asimismo habría de dirigirse al Corregidor recién nombrado «su merced don Jerónimo de Rojas y Sandoval», el 27 de junio de 1619, con el fin de que intimase el cumplimiento de dicho auto, y que ordenara un nuevo repartimiento de tres mil maravedís.
Ante esta novedad, don Jerónimo de Rojas le remitiría la reclamación al bachiller Pedro de Cano, el siguiente 20 de agosto, para que declarase si efectivamente procedía y era justa la reivindicación planteada por el guardador, y a resultas de esta consulta ordenaba a Rodrigo do Rigueiro, mayordomo de Santa María de Souto, el 5 de septiembre de 1619, que realizase un nuevo repartimiento de dos ducados entre los vecinos de esta feligresía. A la vista del mandato, los parroquianos de este distrito acordarían presentar una denuncia ante La Real Audiencia del Reino de Galicia, a cuyo efecto otorgarían poderes a Procuradores de Causas de la misma, el 8 de septiembre de 1619, para que los defendieran y siguiesen el pleito, y petición que presentarían en La Coruña dos días más tarde, en la que exponían:
«Pedro fernandez sanjurjo enb. (en nombre) de los Vezinos de la frª de Souto ante Vssª Pido Cunplimytº de Justicia contra el Corregidor de la ciud de Vetanços y digo que abiendose allado una nyna ala puerta de la yglª y ermita de nª Ssª del Camyno en la dha ciud de vetanços frª de San mynº de Tiobre, el dho corregidor dio auto y Libro myº (mandamiento) Para que se rrepartiesen entre mis ptes (partes) dos duos (ducados) Para la Cria de la dha nina no… estando obligados a ello sino tan solamente entre los Vzos (vecinos) dela dha frª destrito de tiobre donde se a allado que tienen obligacion a la dha Cria…» (Ibídem).
En el entretanto y debido a que La Real Audiencia había librado del mencionado servicio a las parroquias de San Salvador de Villozás y de San Esteban de Quintas, y en razón a que los vecinos de Souto no habían cumplido con el auto, la Justicia ordenaría que Domingo Gómez, Alguacil de Campo, requisase los bienes y pusiese en la cárcel al nuevo mayordomo Juan do Pereiro, y con su producto atender el pago al sobredicho Pedro do Camino, quien volvería a rogar «que como es pobre se entregue la niña a otra persona», mediante petición que en su nombre firmaría Gabriel Pérez Bellota, vecino de Betanzos.
Así las cosas, hasta el 17 de diciembre de 1619, en que el Gobernador y Alcaldes Mayores del Reino pronunciarían sentencia, y fallo que determinaba se llevasen a efecto los autos y dictámenes ordenados por el Corregidor de la ciudad de Betanzos.
La niña expósita de los Remedios continuaría en las menesterosas manos de Pedro do Camino, sin que conozcamos el futuro que la vida le depararía. Tan sólo nos consta que, en los primeros tiempos de su infancia, padecería el abandono, el desapego y la miseria, por parte de todos los estamentos de la sociedad. La pobre niña sería tan desafortunada que sus progenitores no encontrarían en Betanzos un torno en donde poder depositarla, establecimiento en el que sin duda encontraría la esmerada y desinteresada atención de las monjitas, según ilustra el grabado de nuestra colección que presentamos.