Alfonso XIII visita Betanzos en 1909
7 febrero 2015 • Blog
Vamos a celebrar el cincuenta aniversario de la entrega a los medios de comunicación de nuestro primer trabajo histórico, el 27 de enero de 1965, con una crónica sobre la visita del Rey don Alfonso XIII a Betanzos de los Caballeros en 1909.
Un año problemático para nuestro País debido a la guerra de Melilla, y grande para Galicia por ser Año Santo, por tener lugar la magna Exposición Regional Gallega en Santiago y por la inauguración de las obras del Arsenal de Ferrol, acontecimientos que merecieron la presencia de S.M. el Rey Alfonso XIII, acompañado por don Antonio Maura, Presidente del Consejo de Ministros; por el Marqués de Torrecilla; por don José Ferrándiz y Niño, Ministro de Marina como parte del séquito real, y el Gobernador civil de la provincia don Felipe Crespo de Lara, entre otras distinguidas autoridades. El Rey aprovechó la oportunidad para visitar esta antigua capital «…Cabeza del rreyno de Galicia…» y ciudad de realengo desde su traslado poblacional al Castro de Untia, por privilegio rodado que selló el Rey Alfonso IX en Valencia de Don Juan el 13 de febrero de 1219.
La Ilustre Corporación Municipal de Betanzos, que había tomado posesión el 1º de julio de 1909, como resultado de las elecciones celebradas en el mes de mayo anterior, estaba compuesta por don Calixto Leis y Ponte, alcalde-presidente; don Eugenio Corral Golpe, don Juan Pedro Lisarrague Etchard y don Claudio Ares Lorenzo, primero, segundo y tercer tenientes de alcalde respectivamente; interventor don Laureano Pérez Vales; don Saturnino Feal Barro y don Constantino Ares Mancera, procuradores síndicos, don Fermín Couceiro Serrano, don Antonio Concheiro Cabaleiro, don Antonio Torres Otero, don Juan López y López, don Victor Naveira Pato (suspendido el día 23 siguiente), don Bernardo Miño Abelenda y don José Vidal Crespo, concejales.
En la sesión municipal extraordinaria del 12 de julio de 1909, don Calixto Leis y Ponte tomaba la palabra y:
«…manifestó: que las noticias oficiales recibidas y por lo que los periódicos de Madrid y provincia anuncian, S.M. el Rey (q.D.g.) llegará a la estación de esta Ciudad el día 24 a las siete, deteniéndose breves instantes, pero, de vuelta de su excursión á la Ciudad de Santiago, á donde irá a inaugurar la exposición, es más que probable que se detenga algún tiempo en esta Ciudad, así como cuando regrese de la del Ferrol, siendo casi seguro, sea el punto donde tome el tren, la estación del ferrocarril de esta Ciudad, en consecuencia, dijo, como el Ayuntamiento tiene el deber ineludible de recibirle y agasajarle, siendo necesario para esto hacer algunos gastos, se hace indispensable que la Corporación acuerde lo conducente respecto al recibimiento que há de hacérsele y festejos con que haya de obsequiársele.
Y la Ylustre Corporación enterada, después de una amplia de detenida discusión, acordó por unanimidad:
Primero: Celebrar festejos públicos para recibir a S.M. el Rey (q.D.g.) á su paso por la estación el día 24 del corriente.
Segundo: Que la comisión de Festejos, ordene los que considere convenientes, para cuyo efecto le faculta ampliamente.
Tercero: Que entre los festejos figure un arco, recuerdo de la Ciudad, que se colocará enla estación, y otro en el punto que la Comisión considere conveniente en esta población…
Cuarto: Que la Comisión disponga… á reparar el pavimento de la Calle de Sánchez Bregua… el blanqueo de todos los edificios que el Municipio posee, así como algunas reparaciones indispensables en la plaza de Arines.
Quinto: Que la Comisión de Festejos disponga también, si lo considera conveniente, el arreglo y decorado de la Casa Consistorial por si S.M. el Rey (q.D.g.) se dignase visitarla.
Sesto: Que oportunamente se publique por el Sr. Alcalde un bando para que los vecinos tengan noticia de la llegada de S.M. el Rey (q.D.g.) é invitándoles á que blanqueen las fachadas de sus casas y echen colgaduras.
Séptimo: Que el Sr. Alcalde acompañado del infrascrito Secretario pase á la Coruña y solicite del Sr. Presidente de la Excma. Diputación provincial subvencione á este Ayuntamiento para poder recibir dignamente á S.M. el Rey (q.D.g.)…[Firmado]. Calixto Leis, Pedro Lissarrague, Claudio Ares, Saturnino Feal, Fermin Couceiro,José Vidal, Laureano Pérez, Juan López, Antonio Torres, Antonio Concheiro, Bernardo Miño. [Rúbricas]».
La prensa local se había anticipado al acuerdo municipal en cuanto al anuncio de la visita regia, siendo así que en el periódico «La Aspiración» del día anterior, se daba cuenta de la importancia y trascendencia que en todos los sentidos suponía la presencia del Rey en Betanzos, tanto para la ciudad como para su distrito, haciendo hincapié en el hecho de que desde el mes de septiembre de 1858 no se había producido otra recepción semejante, en relación a la efectuada a la Reina doña Isabel II y familia, y entre ella su hijo el futuro monarca don Alfonso XII, y en el exitoso resultado de su estancia en la capital de Las Mariñas. A continuación relata el magno recibimiento organizado por entonces sin determinar la procedencia de la crónica, sin duda recogida del libro contemporáneo sobre sus viajes escrito por don Juan de Dios de la Rada y Delgado, con el fin de estimular a la población y motivar su entusiasmo para participar en los actos de bienvenida y salutación.
Al no disponer de relatos oficiales sobre su paso y recibimiento en la estación del ferrocarril del Norte, el día 24 de julio de 1909, y del efectuado al día siguiente en la misma ciudad, hemos recurrido al citado medio de comunicación para seguir sendos acontecimientos. En el número correspondiente al 25 de julio, puede leerse:
«Sección Local. A las siete de la mañana, hora oficial, en el día de ayer, según estaba anunciado, entró en la estación de Betanzos el tren real que conducía a D. Alfonso XIII y á su séquito á la vecina capital.
Desde bastante tiempo antes de la hora prefijada, hallábanse ya en el ánden nuestras autoridades municipales, judiciales y militares, y no pocos agentes de policía venidos de exprofeso con tal objeto, y bastante Guardia civil.
A pesar de lo intempestivo de la hora subió mucho público á la estación; pero fueron contadas las personas que consiguieron pasar al andén; pues el exceso de precauciones tomadas por la policía para evitar cualquier acto improcedente y, los exagerados escrúpulos del Jefe de la estación, impidieron á todo trance la entrada a la vía, aún de las personas más conocidas y significadas por su cultura y monarquismo, y á pesar de las corteses y atentas indicaciones del Sr. Alcalde D.Calixto Leis.
Al detenerse el tren real en la estación, el Rey se asomó á la postezuela para recibir los respetos de las autoridades allí presentes, conversando algunos segundos con el Alcalde Sr. Leis, á quien acompañaban nueve concejales de la mayoría, y con el Juez Sr. Ulloa.
También se asomó á la ventana del carruaje que ocupaba, el Presidente del Consejo de Ministros señor Maura, que fue igualmente cumplimentado por las autoridades locales, cambiando con todos afectuosos saludos y hablando algunos momentos con D. Gualberto Ulloa.
El recibimiento resultó un tanto ceremonioso por parte del público, por las prohibiciones antes citadas, contestando débilmente á las vivas que el Alcalde y alguna otra persona dieron al Monarca.
La banda municipal ejecutó la Marcha Real á la entrada y á la salida del regio convoy».
El Rey llegó a la Coruña a las ocho de la mañana, y después del almuerzo salió en dirección a Santiago adonde llegó a las 16’30 h., procediendo a las 19’30 h., a la inauguración de la Exposición Regional Gallega. Al día siguiente, festividad del Apóstol Santiago, salió a las 9’30 h., en comitiva hacia la catedral para asistir a las funciones de las 10’00 h., y proceder a la tradicional ofrenda nacional que la Corona ofrece al Patrón de España. Abandonó Compostela en automóvil con su séquito a las 15’30 h., en dirección a Betanzos y de aquí continuó hacia Ferrol para inaugurar las obras del arsenal.
Sobre el recibimiento y estancia en esta ciudad se haría eco el susodicho periódico en el número del primero de agosto, en el que se dice lo siguiente:
«Rápida VISITA REGIA.
Ha llegado el Rey de España a Betanzos.
Su presencia en la ciudad ha resultado solemne y majestuosa. Pero los cinco minutos que entre nosotros ha permanecido nada significaron para rendir al Monarca el debido homenaje que el pueblo brigantino, de todos matices, de todas ideas, tenía en pensamiento.
El domingo era fiesta. La gente de las aldeas, trajeada y alegre había bajado al pueblo. Y los habitantes de la ciudad, con los semblantes joviales, confundíanse con los habitantes del campo, resultando de la unión fraternal, cariñosa un abigarrado conjunto, hermoso, cordial, que esperaba recibir á D. Alfonso en medio de entusiastas aclamaciones.
Todas las calles, carreteras y plazas de la ciudad presentaban un aspecto sorprendente: había animación y regocijo en la ciudad vetusta.
Las casas ostentaban vistosas colgaduras.
Las carreteras del trayecto hallábanse engalanadas por profusión de banderolas mástiles. Y dos arcos de triunfo, portentosos, espléndidos, se levantaban á la entrada y salida de la ciudad.
El gentío que por las calles circulaba era inmenso; y en las casas, grupos de mujeres, jóvenes, bonitas…se asomaban ávidas de ver pasar á S.M. para enviarle en una sonrisa, una muestra de respeto, de consideración…
El Rey está á la vista. La música toca la Marcha Real. Crúzanse los saludos de rúbrica y el auto que conduce al jefe del Estado rompe la marcha, raudo, veloz…
En un momento el entusiasmo era enorme.
Paulatinamente fué perdiendo en intensidad: y cuando la comitiva regia desapareció de la vista, todos meláncolicos, serenos, pensábamos: -Ha cruzado la ciudad como ave de paso «.
Se había levantado un artístico arco, hermoso ejemplar de la arquitectura efímera, en la cabecera de la actual Av. Jesús García Naveira, proyectado por el ilustre brigantino don Francisco Javier Martínez Santiso, aunque inconcluso en su realización a causa de las inclemencias del tiempo «…y la torpeza del personal de su ejecución…», al entender del propio artista y académico. A pesar de estos contratiempos el resultado fue monumental, y de su magnificencia fueron patentes los siete metros de hueco horizontal y unos veinte metros de alto hasta el remate de la última bandera que no aparece en el grabado, coronado con el Escudo de España del que partían otras cuatro desplegadas. Sobre el arco y pintado en el friso, bordeado de sendas coronas de laurel, podía leerse «D. ALFONSO XIII». En las columnas laterales, campeaban a la derecha el escudo de Galicia y a la izquierda las armas de la ciudad, en similar disposición que las piedras armeras situadas en la desaparecida Puerta Real o de la Villa.
A lo largo de la por entonces Carretera de las Cascas o de la Estación, se fijaron gallardetes sobre postes con banderas y adornos. Si el recibimiento oficial había sido bien organizado, no lo fue menos la respuesta del vecindario que se sumó con entusiasmo al evento, disponiendo hermosas colgaduras en los balcones y ventanas de las casas, y a su falta las piezas más preciadas de los ajuares de sus moradores.
Las fotografías que presentamos, únicas que conocemos sobre esta visita, han sido realizadas por nuestro pariente don Antonio Núñez Díaz, y con sus clichés forman parte de nuestro archivo particular. Puede verse a la entrada de la ciudad el arco triunfal de bienvenida y a continuación la Corporación Municipal con el Pendón Real de la Ciudad, maceros, alguaciles y guardia municipal, acompañados de la banda municipal con sus característicos ros, fuerzas del orden y Guardia Civil, rodeados por la muchedumbre y con las colgaduras al viento.
Una crónica para la Historia de Betanzos que debido a la ocasión jamás olvidaremos y que esperamos haya sido de su agrado.