Reyerta brutal por un carro de leña en Borrifáns en 1657
28 julio 2013 • Blog
En la bucólica frondosidad de la montaña de Cesuras se perfila la aldea de San Pedro de Borrifáns, con su riqueza agraria, ganadera y forestal; todo un paraíso para los amantes de la naturaleza en estado puro que mantiene en plena vitalidad a sus habitantes: no en vano este ayuntamiento se promociona con el original eslogan «Cesuras da ferrados de salud», que promete a propios y extraños con absoluta garantía.
Con esa calidad de vida en todo su vigor, tendría lugar en la Primavera de 1657 un bárbaro altercado entre Bernardo Sánchez de Andrade y Pedro Vázquez do Fachal, vecinos de la mencionada parroquia, de cuyas resultas se promovería una querella ante don Francisco Velázquez de Medrano, Corregidor de la Ciudad de Betanzos, a cuya jurisdicción Real pertenecía la susodicha feligresía, como consecuencia de la herida que le produjo el segundo en el «monte de Santa Eugea», para que no llevase un carro que había cargado de leña.
Como fuera que el pleito no se las prometía ni felices ni llevaderas y dado que «Más vale un arreglo que un buen juicio», nuestros paisanos se personaban, el 22 de junio de 1657, en el oficio del escribano Domingo Diaz Hermida, del número y ayuntamiento de Betanzos, para formalizar una escritura de renunciación con la que dirimir definitivamente sus diferencias, y olvidarse de que:
«…el dicho Bernardo Sanchez avia coxido en el un carro de leña y teniendola cargada para llevar para su casa el dho Pedro Vazquez do Fachal le quiso quitar no la llevase y se avia ydo alderredor del carro para cortarlle el adival con que estava atada, y por que quiso impedirselo el dho Pedro Vazquez do Fachal con una oz que tenia en las manos con ella le dio en el brazo yzquierdo arriva del codo, del qual golpe le quebranto la cana e yco pedaços de manera que no puede aprobecharse del, y al dho tienpo se cayo desmayado y falto de su entendimiento y cassi de los esperitus bitales y otras cosas…» (Archivo Notarial Coruña. Protocolo 306, folio 103, de Betanzos).
Menos mal que habitaban en tierra tan saludable como curtida, aunque no lo suficientemente milagrosa para que su santo patrono le devolviese la movilidad al brazo tan brutalmente quebrado.