• Páginas para la Historia de Betanzos: La epidemia de 1918.

    22 marzo 2020 • Blog

    Entre la documentación que nos han legado los herederos de los ilustres brigantinos don Manuel y don Francisco Javier Martínez Santiso y que ha pasado a engrosar nuestro archivo particular, se encuentra la crónica original e inédita del encabezamiento que hemos estimado sacar a la luz para general conocimiento en  momentos tan sensibles y críticos de nuestra Historia, con la esperanza de que el Todopoderoso, con la intercesión de nuestro insigne y glorioso Patrono San Roque, nos libre del Coronavirus que nos azota y que tanto dolor causa en los hogares de la humanidad, por el bien de todos que así sea. Amén.

    La crónica manuscrita de don Francisco Javier Martínez Santiso que transcribimos de forma literal, conforma un relato meticuloso sobre la triste realidad de la epidemia que asoló nuestros lares hace poco más de un siglo, y en la que presenta sus efectos con la notoria evidencia de un erudito atento al momento histórico y dramático que hubo de soportar personal y socialmente, muy propio de la trayectoria y narrativa de este intelectual de claras convicciones y sin recelo de exclusión, y cuyo contenido fue redactado del tenor siguiente:

    » En el momento en que escribo no puede uno darse cuenta perfectamente de lo que ocasiona o predispone a los acontecimientos, así solo la narración sencilla y verídica es posible; pero no por esto deben omitirse ni aquellos clamores del pueblo, ni lo que referido en el seno de la confianza forma la opinión general.

    En setiembre de 1918 extendiose por España una plaga o enfermedad, llamada generalmente la gripe; pero que en realidad muchos médicos ilustres no conceptuaron fácil de clasificar. En Galicia con carácter epidémico surgieron azotes en diversas épocas del año, pero de carácter benigno. Yo fuí a Lugo a fines de Junio y contraje allí una gripe benigna que inmediatamente de mi regreso a Betanzos atacó a mis hijas, curaron en cuatro o seis días, pero yo estuve un mes delicado de salud. Esto no era nada comparado con el mal que en septiembre invadió algunas poblaciones gallegas, Ribadavia, Villalba, Ferrol, para mencionar las acometidas con intensidad. El 30 de Septiembre fuí a la Coruña y había ya en esta ciudad numerosos casos de gripe de donde principalmente fue importada á Betanzos. En el ferrocarril regresé dicho día y en el mismo departamento de segunda clase en que yo venía entró un soldado enfermo que solo había estado un mes y días en el cuartel y que enviaban a su casa las autoridades. Algunos jóvenes que fueron a exámenes a la Coruña volvieron a Betanzos infeccionados. La enfermedad era benigna: de repente nos hallamos el 8 de Octubre con unos 600 atacados.

    La primera defunción que señaló un periodo epidémico fué la de D. Constantino Lendoyro Contas. Este señor tendría como unos 59 ó 60 años de edad y hacía poco más de uno había regresado de los Estados Unidos de Norte América, delicado de salud y pobre. Era natural de esta ciudad de Betanzos de la que se había asusentado en la juventud ó cuando no fuese esto por lo menos residió muchos años fuera de Betanzos, principalmente en Filipinas y Norte-América. Pasaba por una persona inteligentísima en idiomas, pues poseía el francés, inglés, alemán y tagalo además del español y tenía gran cultura en otros conocimientos especialmente del ramo mercantil. Era autor del primer diccionario inglés-tagalo, que se vió obligado a vender a un editor yanké por la ínfima suma de cien dollars para regresar a España. Una hermana cariñosa atendíale en Betanzos, pero teniendo ésta que cuidar a su madre y familia con solo lo que ganaba su esposo, buscaba Constantino no hacerse pesado y siendo imposible darle plaza en el Colegio municipal de 2ª enseñanza, que dirige el que esto escribe con escasa renumeración, buscó un empleo qe halló al fin en el consulado de los Estados Unidos en la Coruña, merced a sus amistades y reputación en la gran república norteamericana. Fué a la Coruña para ver de tomar posesión de su cargo y regresó a Betanzos el mismo día, que creo fue el 1º de Octubre, ya contaminado de la gripe, falleciendo el dia 8 de este més a las siete de la mañana.

    El día nueve se enterraron cinco personas, el día diez tres por lo menos, pero creció considerablemente el númº de atacados que supongo no bajan de mil, proporción enorme en una ciudad tan pequeñita, cuyo casco encerrará a lo sumo cinco mil habitantes.

    El día nueve fué triste por las defunciones y entierros, por el gran número de atacados del mal y por observarse una actividad inusitada en los talleres de ataúdes donde había muchos encargos de cajas para las aldeas del distrito.

    Los días nueve y diez, me estoy refiriendo al mes de Octubre de 1918, estuve en el Cementaerio nuevo a replantear las calles principales del mísmo para una vez abiertas, bendecirlo y enagenar terrenos por el ayuntº para sepulturas, de lo que hay gran necesidad.

    El día 10 a la una de la noche ó mejor dicho el día 11 a la una de la madrugada, el vecino del lado de abajo de mi casa (vivo en la Ruanueva nº 59) que habita el piso alto y es el maestro de las Escuelas García- Hermanos, comenzó a dar voces de «fuego». En efecto dos casas más abajo de la mía se levantaba en los aires con vivo resplandor una gran hoguera.

    Necesito declarar aquí como en este pueblo, al clamare aquas dan siempre las mujeres y también algunos obreros, conmovedores ejemplos de caridad, abnegación y aún heroísmo, pues aquellas acuden con valdes o sellas de agua que transportan rápidamente de los ríos y pilones de las fuentes no sin riesgo de su salud, para cebar las bombas y extinguir el incendio. ¡Auga! ¡Auga! es el grito: Aparece la jovencita desgreñada, casi desnuda, no siempre bien calzada, con el sobresalto de quien deja automáticamente el sueño conduciendo velozmente su valde lleno de agua; allá viene, a paso de carga, la mujercita pobre y hacendosa que deja los pequeñuelos en su lecho y entornada la puerta de su hogar; cargada la sella en la cabeza, despacito, con paso vacilante, llega la anciana, casi decrépita, asentando el desnudo pié sobre los guijarros que lo desgarran y ensangrientan como se agitan aquellos miembros femeniles, incapaces de esfuerzo mas por el peso de los años, tiernos todavía otros para tan ruda tarea. Ellas van, vuelven en la obscuridad de la noche, pasan sorteando los peligros con su caritativa carga, guíalas un ángel muévelas un sentimiento nobilísimo. Almas sublimes enardecidas por la caridad vuestro sacrificio podrá ser estéril, vuestra obra os santifica. Un tiempo hubo en que la Yglesia perdonaba los pecados a los que hacían puentes, abrían caminos, fundaban hospitales o se ejercitaban en obras de utilidad pública, hoy parece que se truecan indulgencias por misas y responsos… tente (No se lee), no despiertes al Santo Oficio…

    El incendio afortunadamente solo produjo sustos y daños materiales a los dueños del horno y panadería que allí vivían: era un depósito de leña y alguna cera lo que ardió; pero evidencia de manera indirecta el grave estado sanitario de la población: el número de mujeres que acudió fué corto y algunas estaban enfermas. Digo afortunadamente porque pudo localizarse y se evitó la propagación a las casas contiguas que corrieron gran riesgo.

    Doctor Pastor Núñez Ford. Original del archivo del autor.

    Las defunciones continúan el día once. Hay dos médicos enfermos el Dr. Couceiro y D. Pastor Núñez. Las noticias de la Coruña no son tranquilizadoras y aunqe los periódicos procuran no alarmar, las medidas y disposiciones de las autoridades demuestran que la mortalidad es grande. En las farmacias tanto en Coruña como en Betanzos hay que esperar la vez, pues se aglomera mucha gente.

    Doctor José Codesido Sánchez. Original del archivo del autor.

    Aquí los médicos Codesido, Ares y Varela andan corriendo de un lado para otro. El médico Ares al fin también enfermó según me dicen. Comienzan a reponerse algunos invadidos, pero hay nuevas invasiones. El día once fallecieron ocho personas, pues el doce hubo ocho entierros. Yo asistí a cinco, tres de ellos casi juntos, cosa que impresionó por lo inusitado. Las mujeres en estado interesante o de sobreparto corren grandísimo peligro; además las formas de pulmonía y de tifus o infecciones intestinales son frecuentes; por esto y porque otros fallecen de afecciones de corazón, meningitis etc., se dice que no es gripe, ni dengue; pero son muchísimos los atacados, a caso la cuarta parte de la población y yo digo que el nombre no hace a la epidemia, pues parece que se dan cita en estos días las calamidades para dar muerte y ya le llamo «mortalidad». Algunos médicos opinan que son colonias de microbios de diversos géneros, es una explicación, mas el hecho es que lo mismo que en Betanzos ha ocurrido y ocurre en otras poblaciones. Ahora me dicen que efectivamente había de ir Constantino Lendoyro a la Coruña el día del primero; pero habiendo ocurrido el torpedeamiento de un vapor yanké, fué llamado Lendoyro para servir de intérprete y otros menesteres y fué a Coruña antes del primero que de allí regresó dias después y bajó a pié desde la estación del Norte y un gran chubasco le mojó, no quiso mudarse, sinó que cenó como estaba para meterse en cama inmediatamente y que esto fué la causa de su enfermedad, pues al día siguiente volvió a la Coruña de donde regresó ya con una pulmonía, siendo ésta y no la gripe lo que le produjo la muerte. Todo esto es cierto, pero como lo mismo puede decirse de otros enfermos de diversas afecciones resultará que no hay tal epidemia y que la gente se enferma y muere en estos días por casualidad y lo mismo ocurre en las demás poblaciones, otras casualidades. Yo no diré que coincidiendo con este azote se mueran algunas personas sin ser de él, pero como reviste tan variadísimas formas cabe suponer que la enfermedad reinante es la que acrecienta la mortalidad; por otra parte en la Coruña y Ferrol existe la plaga y muchos que allí fueron quedaron contaminados, según ellos mismos dicen.

    San Roque. Original del archivo del autor.

    El día 13, domingo, salió la procesión de la capilla de S. Roque, con la imagen de este Santo y la que hay de la Virgen del Carmen procesional, en el mismo templo. Yba mucho acompañamiento con velas encendidas las tres cruces parroquiales y una comisión del Ayuntº., con maceros y la banda de música. Salió a las cuatro (hora de Greenvich que es la vigente desde el seis de este mes) por Cachiñas o sea carretera de la Coruña siguiendo luego por la del Ferrol o sea por la calle de la Ribera y llegó a la plaza del Campo que contorneó, bajando por la puerta de villa, soportales, pié de la torre de Sto Domingo recogiéndose en la Capilla del Patrono a las ocho de la noche.

    Este día no se que haya habido entierros, pero si defunciones y salieron del pueblo muchas ataúdes para las aldeas.

    El día 14 se enterraron cinco y falleció el médico D. Agustín Couceiro, que fué sentidísimo y era titular del Ayuntº., de Paderne. Continúan las invasiones de la epidemia y hay varios establecimientos cerrados, pues esta enfermedad en la casa en que entra invade toda o casi toda la familia. Así se vieron casas de aparecer muerta una madre entre cuatro hijos enfermos. En una sola casa de la próxima aldea de Guísamo fallecieron seis personas de una familia, tres se enterraron a un tiempo. Dícese que es una especie de disentería que invita en tres horas o menos y deja los cadáveres ennegrecidos. En una casa matrimonio de este pueblo de Betanzos el marido se fué a morir a la ventana, la mujer enloqueció de la enfermedad, los hijos están enfermos.

    En el término municipal de Paderne, que tendrá unos cinco mil habitantes, hay más de mil atacados, y en una de sus aldeas de 50 almas 45 enfermos de los que fallecieron ya cinco. En dicho ayuntamiento los días 12, 13, y mañana del 14, en que yo escribo acusó el registro civil 22 defunciones como me lo dijo esta tarde el hermano politº del Secretario. Hay casos y situaciones lastimosísimas en las familias como puede suponerse y en muchas aldeas los vecinos tienen que acudir a los menesteres de las familias cuidándolas, sacando sus ganados al pasto. Así en la población hay escasez de pan y otros artículos de primera necesidad. La leche que hace unos días valía a 30 céntimos el litro vale hoy a 90 céntimos y no la hay.

    La desinfección se hace por la mayoría con zotal, pero en esto el desórden es grande y el eucaliptus ya en rama ya en fruto es objeto de uso corriente.

    Dicenme que hoy quince de octubre de 1918 se enterraron no más que dos personas, una el médico Sr. Couceiro, pero continúa la cola en los talleres de ataúdes. En el ayuntº., de Abegondo hay también enfermedad, pero relativamente poca.

    Hoy dieciséis, estuve algo indispuesto y no salí a la calle, el día estuvo lluvioso, la feria que tuvo hoy lugar en esta ciudad estuvo muy poco concurrida y desanimada, los huevos pasaron a 2’50 pts docena, el maíz a 8 pts los 11’5 Kgs-. y en general todos los artículos con gran escasez y a precios muy altos. Me dijeron que en Betanzos habían fallecido cinco personas hoy, no sé los enterramientos que se hicieron en el día, pero el estado morboso continúa. En las aldeas la enfermedad hace estragos: salieron muchos ataúdes para las mismas; parece que en las farmacias el despacho no apremió tanto. En la Aldea de Obre se dió un caso tristísimo fallecieron cinco personas en una familia en un día, dejando varios niños pequeños desamparados, pues murieron los padres y los abuelos y una joven. El disgusto, la pena y el temor continúan enseñoreándose de los ánimos, pues hay golpes terribles por lo rápido y lo inesperados. El diario de la Coruña «La Voz de Galicia» auna los progresos del mal en algunos pueblos, Vivero, Arzúa, etc., de Betanzos no dice nada concreto.

    Hoy 17 salí al entierro de una vecina me han dicho que ayer se enterraron tres en Betanzos, y hoy cuatro. La comisión de caridad reunió 8.800 pts. El tiempo está lluvioso y desapacible y se rumorea que la epidemia decrece. Me dicen que el Orzan, diario de la Coruña, trae el caso de un hombre que habiendo ido a la Coruña a realizar una operación en un banco se sintió enfermo al regreso y en una casa del camino se agravó, trasportado a su casa, en Sada, se le dió por muerto y como no hay médicos se le enterró. Pero habiéndole dejado ir la chaqueta en que llevaba la cartera, volvió la familia al cementerio para recobrar el dinero y hecha la exhumación se halló el cadaver con las uñas clavadas en el ataúd y el cráneo fracturado contra el mismo.

    Ayer 16 fallecieron 10 en el distrito de Paderne y hoy hasta la tarde había 7 partes de defunción, dos en Villozás. Ayer fué cuando fallecieron 5 en una sola casa de Obre dejando 9 pequeñuelos en horrenda orfandad. La epidemia se extiende por las aldeas en Betanzos dícese que decrece, pero no es seguro.

    El día 18 no salí de casa, hoy 19 fuí a un entierro de la sobrina del Alcalde D. Agustín Leis (Todas sus sobrinas estuvieron enfermas y son muchas). Se dice que la mortalidad decrece, pero no lo juzgo exacto ya que hay muchos enfermos graves. En los barrios de la Magdalena y del Puente viejo también hay mucha gente atacada.

    En el Distrito de Betanzos los días 19 y 20 hubo 13 defunciones el 21, 6. Parece que las invasiones disminuyen y que los enfermos se agravan. El 22 se habían agotado totalmente los ataúdes de reserva y se trabajaba activamente en la construcción de los nuevos.

    El 22 estuve en el Cementerio a replantear las calles diagonales dijeronme que en el Cementerio viejo, ya no había sitio para sepulturas dentro de cinco días. Yo creo que ya no lo hay hoy.

    El 27 de Octubre se bendijo el Cementº nuevo por ser ya insuficiente el viejo. Los dos últimos días hubo pocas defunciones, pero hubo nuevos atacados de la epidemia. [Firmado]. F. Javier Martinez Santiso. [Rúbrica]. Lunes 28 Octre 918.».

    Según va dicho toda una crónica sin desperdicio sobre la epidemia que en el año de 1918 afectó a toda España y por tanto a la ciudad de Betanzos y su Tierra de las Mariñas, cuya capitalidad ostenta desde tiempo inmemorial, por lo que sería mal titulada «gripe española»  a pesar de haber sido importada de otros países, como ha sucedido con el Coronavirus que padecemos.

    Presentamos tres grabados de nuestro archivo privado, que se corresponden con un relicario de San Roque obra brigantina del siglo XVIII y patrono tutelar de la ciudad de Betanzos, tallada en madera y policromada, propiedad del que esto escribe, según dibujo realizado por el artista Xil Rodríguez. El segundo es una fotografía del médico don José Codesido Sánchez, nacido en Arzúa el 10 de septiembre de 1857,  que habitaba en la calle de San Francisco número 17 y consultaba en la Manzana de la Rúa Traviesa número 6, hijo del médico don Antonio Codesido Beis y de su mujer doña Josefa Sánchez, quienes también procrearon al conocido abogado, escritor y periodista don Hipólito, director del periódico local Las Mariñas,  y a doña Alejandra. Y en el tercero y último figura la tarjeta de colegiado de nuestro pariente el médico don Pastor Núñez Ford, nacido en Montevideo el 25 de noviembre de 1861, hijo del industrial don Pastor Núñez Taboada y de doña Carola Ford, hija del británico don John Ford y de doña Juana Acosta, cordobesa, casados en el Carmelo (Estado Oriental del Uruguay) el 13 de junio de 1859, que habitaban a finales del siglo XIX en la calle Roldán número 5  y posteriormente en los soportales del Campo de la Feria, y uno de los fundadores del Colegio Médico de La Coruña. Estos dos médicos aparecen citados en la crónica antecedente y quienes entre otros lucharon contra la expansión de la epidemia de la gripe en las Mariñas de Betanzos, en la que asimismo se da cuenta del fallecimiento del también médico brigantino don Agustín Couceiro Núñez, hijo del farmacéutico don Fermín Couceiro Serrano ( Alcalde de la Ciudad 01-07-1891 a 01-01-1894) y de doña Elvira Núñez López, primo del sobredicho médico don Pastor, el 14 de octubre de 1918 y quien fue inhumado el día siguiente en el cementerio municipal de Betanzos.

    En relación con las rogativas a San Roque en casos de excepción, remitimos a nuestro artículo Novena al Patrono para frenar el avance del Cólera Morbo, epidemia sobre la que La Corona alertaba y disponía medidas contra su contagio y expansión a todas las capitales del Reino en 1832, y que hemos publicado en el periódico Betanzos e a súa Comarca del 1º de agosto de 2003, página 38, consultable en esta web.