• Murales de Los Remedios

    Presentado en el Ayuntamiento de Betanzos el 25/05/1984. Registro número 1.153.

    INFORME QUE PRESENTA AL EXCMO. AYUNTAMIENTO EL CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD SOBRE LAS PINTURAS MURALES DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL CAMINO O DE LOS REMEDIOS DE BETANZOS.

    Debido a la pérdida de algunos libros de fábrica de este Santuario, desparecidos durante la ocupación francesa en 1809, son pocos los datos que sobre las pinturas murales poseemos, a pesar de ello su recopilación es suficiente para demostrar la importancia de su conservación y de una urgente restauración.

    Se utilizó la capilla mayor, donde se encuentra el camarín de la Virgen, para representar los milagros que los devotos beneficiados quisieron perpetuar en sus muros. Así es que en 1672 se encarga, al artista lucense D.Pedro Fernández de Belba, un trabajo de pintura en el retablo del altar mayor, otro en los milagros y un tercero para estofar la imagen de San José, con un costo de 8.800 reales.

    En 1696 se realiza un concierto entre la cofradía de Nuestra Señora del Camino y el pintor Domingo de Meyxide, betanceiro del gremio de mareantes para el que también había trabajado como pintor, según hemos comprobado en documentos existentes en el Archivo Histórico Nacional, que se firma el 29 de julio, para retocar:

    «Los milagros que se allan en la capilla maior de dicha yglessia de Nuestra Señora se allan por su antiguedad con muchas faltas de pintura y se uan dessminuyendo y a peligro de que se pierda la memoria dellos y la mucha devozion que caussan a los fieles, por ser como son tan grandes dichos milagros… que ubiese de pintar y renouar thodos dichos milagros y mas pinturas que se hallan en dicha capilla maior y lienzos de pared della… que á de quedar de la calidad en que se halla… segun y de la manera que antiguamente se an zifrado en dicha capilla y figurado antiguamente, dondoles buenas pinturas permanentes al olio, de manera que tengan durazion y a uista de maestres y personas que entiendan la facultad, poniendo el sobredicho para thodo ello lo neçessario y hestadas y solo a cargo de dicha cofradia queda el reuocarle de cal y arena las faltas que se allan en dichos lienzos para que sobre ellos se puedan açer dichas pinturas, las quales a de comenzar a acer y renovar para el dia diez y siete de agosto que viene… y pagaran al dicho Domingo de Meixide siettecientos y cinquenta reales de vellon de a treinta y quatro marauedis cada vno…».

    El historiador Verín, sacerdote que fue de esta iglesia, escribe en su historia manuscrita e inédita de Betanzos, de la que poseemos una copia, lo siguiente:

    «La Capilla maior de este Santuario estaba pintada antiguamente con milagros, los que se retocaron el año 1727, y en este año tambien se retocó la boveda de piedra echa a lo mosaico con sus florones y labores como se reconoce el día de oy, a cuyo estilo esta tambien el cimborio y las dos capillas que componen el crucero. En el año de 1800 (es testigo presencial el autor), se volvió a retocar la capilla maior, pero se pinto toda alrededor con cortinage, y en medio de cada cortina un milagro, y sobre la cornisa de cada lado del Altar se puso un quadro o targeta grande con su milagro, y por abaxo su friso…».

    Vales Villamarin, nuestro ilustre antecesor, nos dice:

    «Durante largo tiempo figuraron en las paredes del ábside varios frescos con pinturas alusivas a algunos de los incontables milagros realizados por intercesión de la Virgen de los Remedios, frescos que se hicieron desaparecer, no sabemos en que fecha, así como numerosos exvotos, por el afán renovador y modernizante de algún diligentísimo clérigo poco amigo a buen seguro, de éstas que él despectivamente denominaría ridículas antiguallas, dicho sea con todos los respetos para el venerable ministro del Altar».

    Cuando ésto escribía Don Paco en 1968, era ajeno a lo que ocurriría dos años después: a principios de los años setenta el sacerdote D. Norberto Lema decide, de acuerdo con sus feligreses y la consiguiente ayuda de los vecinos, retirar el retablo del Altar Mayor, con el fin de devolver a la Virgen al camarín antiguo construido en el muro de la capilla, al desmontarlo aparecieron dos de dichos milagros, uno a cada lado del camarín. Igualmente había dos arcos tapiados en el muro de lado del Evangelio, al descubrirlos en su interior aparecieron otros dos milagros pintados en su fondo, y efectivamente en la embocadura interior de ambos apareció también lo que quedaba del cortinaje que refiere Verín.

    Con gran satisfacción fuimos al Santuario a conocer el hallazgo, estaban en buen estado, pero con lo que no se contaba era que la humedad al contacto con el aire hiciera rezumar la pared, que en aquella época se encontraba enterrada exteriormente, la incapacidad económica y nuestras gestiones fueron infructuosas y aunque se haya realizado el desmonte que evita gran parte de la humedad, las pinturas sufrieron gran deterioro y algunos desprendimientos del fresco, cuarteándose las ocultas por el retablo y perdiendo día a día la coloración en las dos restantes.

    Este santuario del Camino de Santiago, que contaba con hospital propio de peregrinos y casa de novenas, situado en la confluencia de las corrientes jacobeas procedentes del Ferrol y Ribadeo, gran templo de la Cristiandad, como nos dice el Cardenal Jerónimo del Hoyo en sus Memorias del Arzobispado de Santiago del año 1607, «En esta hermita hay una imagen de Nuestra Señora de notable devoción y ansí acuden a ella a visitarla, no solamente la gente deste Reino sino de los reinos de Francia, de Portugal, Castilla y Biscaya y en la capilla mayor están pintados muchos milagros…», necesita todas cuantas gestiones puedan realizarse para salvar los pocos milagros que restan muy urgentemente, es cuestión posiblemente de días o de pocos meses su destrucción total y entonces ya no habrá soluciones.

    Por otra parte, los grandes santuarios gallegos han sufrido cantidad de vejaciones, desapareciendo recuerdos y exvotos, nuestras romerías ya no se conciben tan entrañablemente como antaño, si no se toman serias medidas con los monumentos como el de los Remedios de Betanzos, que conserva en sus paredes la expresión de una creencia, no tardaremos en pasarlos al recuerdo, privando a las futuras generaciones de contemplar el Arte producto de remotas manifestaciones.

    Se trata por tanto de salvar los únicos frescos existentes en nuestra ciudad, que se encuentran en un monumento renacentista de tan poca abundancia en Galicia.

     

    Betanzos, 25 de Mayo de 1984
    José Raimundo Núñez Lendoiro [Rubricado]