• Los alardes

    Publicado en Betanzos e a súa Comarca el 01/08/2001. Página 38.

    SoldadosLa Justicia y Regimiento y dos representantes elegidos por cada uno de los seis gremios, tenían «la costunbre muy antigua de elexir y nonbrar, por día de los Reyes de cada un año, dos alcaldes que se diçen de la hermandad, uno de los cavalleros hijosdalgo y el otro de los honbres llanos».

    En el año 1606, con el protocolo tradicional, fue elegido Alcalde de la Hemandad por los pecheros el zapatero Mateo Carro, por haberse

    «sienpre usado y guardado dende tienpo ynmemorial a esta parte en la dicha çiudad de Betanços, de que el oficio de alcalde de la ermandad que es de onbres llanos, ande sienpre en personas de otros ofiçios de çapateros y erreros y otros semejantes…» (Archivo del Reino de Galicia. Legajo 26.600-15)

    pues «basta para ello qualquiera honbre comun que tenga bienes que balgan asta en quantía de çien ducados», con los que garantizar el fiel cumplimiento de sus obligaciones, y en especial por ser el depositario y responsable de «cobrar de las bulas de la Cruzada», misión nada gratificante, por estar en boga el refrán: «Bula del Papa, ponla sobre la cabeza y págala de plata». En la segunda quincena del mes de Marzo de dicho año, había salido a la calle Mateo Carro con «su bara de Justicia como alcalde de la hermandad que al presente hera», en donde fue increpado y detenido por Domingo Franco, sargento «de la Compañia del Casco de la ciudad de Betanços», bajo el mando del Capitán Gómez de Bamonde, y «una de las tres compañías desta dicha çiudad de gente de la tierra» (Ibidem. Legajo 15.979-93), por no haber «salido en el alarde que oy se açía».

    La importancia y la conveniencia de los alardes, viene dada por la necesidad de revistar a los soldados, y conocer el estado de preparación de las tropas y de sus armas, para de ese modo estimar su disposición a entrar en campaña en el instante de ser convocados. Los capitanes citaban a las personas adscritas a sus respectivas compañías, para ejercitarlas en el uso de las armas; un servicio obligatorio, cuyo incumplimiento conllevaba la pérdida de libertad, entre otras penas. Esta instrucción o alarde, convertía en festivo buena parte de la jornada, por la expectación y ambiente que generaba, a la vez que infundía confianza a la ciudadanía, por sentirse con capacidad detensiva ante cualquier eventualidad.

    El alcalde zapatero exige que se le devuelva la libertad, en razón a la exención que gozaba por su oficio en la hermandad, y para ello pide se le traiga un escribano que les requiera:

    «En la carçel publica de la çiudad de Betanços a beynte y (no se lee) dias del mes de março de myll y seysçientos y seys años, Mateo Carro capatero vecino della questava en la dicha carçel, dixo que pedia a mi escribano, segun me thenia pedido, le diesse por fee y testimonio de como estava preso y le avia presado Domingo Franco, sargento de la Conpania del capitan Gomez de Bamonde, por deçir no avia salido en el alarde que oy dia se açia, beniendo por la calle con su bara de Justicia cono alcalde de la hermandad que al presente hera, para lo presentar a donde a su derecho conbenyese para se agraviar del agravio que se le açia, porquel como tal alcalde estava esento de salir a los alardes, y de resçevir soldados, e de yr a caminos y barreiras, por rraçon de cobrar las bulas y aber de salir a los caminos y pasos quando acayesciere delitos en el canpo, y otras cosas necesarias, y ansimismo me pedia fuese con su muger a tomar protesto e requerimiento al dicho sargento y capitan le soltasen, lo qual le diesse por sus derechos, y me rrequirió con un Real por mis derechos. E yo escribano doi fee que oy dicho dia el dicho Domingo Franco, sargento de la Conpañía del dicho capitan Bamonde, llebó de la calle y de junto de la puerta del dicho Capitan al dicho Mateu Carro y le llebó a la dicha carçel, y doy fee que es nonbrado por la Justicia e rregimiento de la dicha çiudad el dicho Mateu Carro fue nonbrado por alcalde de la hermandad y esta a su cargo de cobrar los maravedis de las bulas que se tomaron este presente año en la dicha çiudad. Pasó ante mi. Firmado Juan Perez Alvarez. Rúbrica .» (Archivo Notarial de La Coruña. Protocolo 21 del escribano de Betanzos Juan Pérez Álvarez. Año 1606).

    Vemos a las valerosas compañías de Betanzos, formadas en el Campo de la Feria, con altivo ademán; en especial la de Gómez de Bamonde, la primera que entró en La Coruña en Mayo de 1589, con motivo del asedio inglés comandado por Sir Francis Drake, en un alarde de bizarría.