Construcciones Populares Mariñanas
Informe sobre los hórreos
Presentado en el Ayuntamiento de Betanzos el 02/10/1984. Registro número 2.008.
El 15 de junio de 1983 ya nos hemos dirigido a la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Betanzos solicitando la protección de esta singular construcción del País gallego, en relación con las piezas existentes en nuestra ciudad.
En la guía «Betanzos de Los Caballeros y sus Mariñas» que hemos escrito para la Editorial Everest y presentada en la Sala Capitular el pasado 3 de Agosto, al referirnos a los hórreos realizamos el estudio siguiente:
«Se nas Mariñas de Betanzos nasceu a nosa agricultura, como
se ven decindo, ali debeu nascer tamén o noso hórreo»
(Castelao)
El gran enamorado de las bellezas y espíritu gallegos, profundo conocedor de su tierra y de sus gentes, universal, dedica a Betanzos una hermosa página sobre este tipo de construcciones próximas a desaparecer de la ciudad.
Caracteriza al hórreo mariñán su construcción rectangular en madera a base de duelas, cubierta de teja del país a dos aguas con salientes, aleros sostenidos por cepas o perpiaños de mampostería con «tornarratos» en cada una o general para todos, también se encuentran con columnas y barretas verticales de piedra y en ocasiones con pies de piedra o madera y con cruces, y pináculos en las albardillas. Otros elementos los entendemos como introducidos por vecinos de otras zonas.
Ya hemos hablado de la existencia de un gran hórreo del Monasterio de Sobrado en la cima del castro de Untia en el siglo XIII. En 1590, se afora la «Cassa del orro», situada en un acceso a la calle Cortaduría, por la documentación sabemos que era de enormes proporciones, seguidas por su hórreo; al derribarse la casa, por el valor de los materiales, el hórreo denominó la calle que Betanzos dedica al popular granero.
Muy Cerca de la Puerta de la Villa, ya en la Rúa Nueva, sobresale tras el tejado de una planta baja un hermoso hórreo, levantado en el patio de la casa de los Álvarez; se apoya en cuatro pies de cantería con sus respectivos «tornarratos», duelas verticales y cubierta a dos aguas de salientes aleros. Forma con los desniveles de las viviendas que lo enmarcan y el arbolado, uno de los rincones más pintorescos de nuestra ciudad.
Desaparecieron por completo los hórreos del Peirao, que deberían reponerse. En las mismas orillas del Mendo y al otro lado del Puente Nuevo, en La Galera, se conserva una agrupación de cuatro hórreos, sin orden preconcebido, construidos en madera, los pies o perpiaños de mampostería, con tejado a dos aguas de salientes aleros que protegen sus cuatro caras. Las aguas de la ría, en sus crecidas, llegan hasta ellos dando la impresión de construcciones lacustres. Este bello lugar fue elegido por Alejandro Pérez Lugín para escenas de la película sobre su novela «La casa de la Troya», dándosele gran difusión, una crítica de la época considera que «Al filmarse La Casa de la Troya se abrió sobre Galicia un elevado ventanal que había de ser aureolado por la gloria del triunfo» (Javier Teijeiro Bugallo, en Revista Núñez, Betanzos 1926).
Al traspasar la puerta de acceso a los jardines de la casa «Da Fonte» en San Fiz (Bergondo), un hermoso hórreo utiliza por base el muro que los cierra por el norte. Sobre el «tornarratos» se asientan cinco columnas de granito con corte rectilíneo en cada lateral, que forman el armazón en el que se sujetan las duelas verticales, cuya separación garantizan las barretas, que aparecen por el interior unidas por clavazón; la cubierta a dos aguas con salientes aleros. Fue construido en 1660, según el grabado que aparece en la segunda columna de la derecha interior, con este dato podemos asegurar que, hasta la fecha, es el hórreo fechado, que conocemos, más antiguo de la comarca.
En la ladera del monte de la Espenuca (Coirós) tiene una casa solariega la familia Corral-Castro. Para llegar a su puerta principal es necesario bordear un camino que limita el cierre de la casa, sobre el muro se construyó un curioso hórreo angular, aprovechándose una bifurcación que nace en su vértice, con dirección a otro acceso secundario y vecinal. Sostienen el «tornarratos» once losas graníticas en vertical sustituyendo pies, otras tantas columnas de la misma piedra sujetan las barretas por ambos lados, y en ellas se apoyan las duelas, la cubierta a dos aguas con salientes aleros, sobre las albardillas dos pináculos sostienen una cruz de piedra y una hermosa veleta de gallo de hierro forjado; como excepción, la puerta se abre por el ángulo interior que da a la «eira». Los testeros son de piedra, con seis hendiduras o respiraderos en cada uno, paralelos tres a tres. En su estructura es la pieza más rara e interesante de las construidas en Las Mariñas dos Condes.
En el Ayuntamiento de Paderne proliferan hórreos con trabajados pináculos, huella del barroco, algunos fechados como el «Do Pazo» (Quintás) en 1855; en otros la base se destina para conejera o gallinero, abierta en piedra en el centro del único perpiaño, como en la casa del «sacristán» en Adragonte; se suceden en Velón, Vigo, Villamourel… En tal cantidad y uniformidad que podemos considerar este Ayuntamiento como la gran reserva de la comarca.
En algunos lugares de Aranga aún pueden verse algunos hórreos de tipo primitivo, en los que se sustituye la estructura superior por un tejido de varas de «salgueiro» o «brabádigo», con cubierta de paje sujeta con otras varas en lugar de «cantos», así lo vimos en Villarraso.
Será muy raro no encontrar éstas construcciones, anexas a las viviendas, en todas las aldeas, hemos considerado algunas peculiaridades para que se tenga una ligera idea de los hórreos de nuestro solar.
Como bien se ha podido observar, el texto es una reducción de un amplio trabajo que estamos preparando sobre este tipo de construcciones, a nuestro entender y como va dicho simplemente una ligera idea, propia para una guía.
De la importancia del hórreo llegue que los amigos de los Pazos en su convención anual celebrada en Mariñán el 18 de Agosto de este año de 1984, han acordado solicitar al Consejo de Europa ayuda y protección para proteger estos monumentos populares, lo que nos recuerda las subvenciones que la Excma. Diputación Provincial destinó hace tres o cuatro años para la restauración de todos aquellos que superasen los cien años de antigüedad.
Es una lástima que nuestras corporaciones antecedentes no se hayan preocupado de mantener el número de hórreos que adornaban el Peirao y La Galera. Ante su pérdida, la restauración de los cuatro que se mantienen levantados en el antiguo juncal de La Galera, es algo que no puede ofrecer discusión.
Pero también y subsanando anteriores quebrantos, podrían reponerse algunos aprovechando los jardines del Peirao. ¡Qué mejor tarea hay que devolver su carácter a una zona que ha sido aniquilada! Tenemos la obligación no sólo de salvaguardar lo existente, sino además de enriquecer los medios perdidos, aún a costa de una reimplantación progresiva de valores arquitectónicos nuevos que, con el tiempo y una ajustada dirección, denotarían a las nuevas generaciones un inteligente sentido de convivencia con el pasado.
Nuestra sugerencia contribuiría a una mayor expectación turística, un embellecimiento de la zona falta actualmente de su propio carácter y una demostración de sensibilidad que el pueblo sabe valorar en las obras bien realizadas.
Para todo ello y como siempre cuenten con mi incondicional y segura colaboración.
José Raimundo Núñez Lendoiro [Rubricado]
Cronista Oficial de la Ciudad