• El «Turito»

    Publicado en La Voz de Galicia el 08/12/1987. Página 31.

    Muñidor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción

    En ocasiones tan singulares como la recuperación de una tradición, cumple realizar un ligero comentario que permita enlazar su trascendencia histórica con la siempre plausible reaparición. Es el caso del popular «Turito», el muñidor de la ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción y Santa Veracruz, instituida en la iglesia de San Francisco de Betanzos, que, como vino efecfuando durante siglos, nuevamente reclamará la presencia de los cofrades y de todos los ciudadanos para participar en los cultos de los dias 7 y 8 de diciembre.

    El 16 de marzo de 1605 se reunieron en cabildo los cofrades de Nuestra Señora de la Concepción, en el monasterio de San Francisco, como era costumbre, con el fin de redactar nuevas Constituciones, al haberse extraviado las antiguas. En el tercero de los mandatos de las ordenanzas establecidas, se encuentra inserta la referencia al muñidor que nos ocupa, dicen textualmente:

    «…Ordenamos que los dichos vicarios o mayordomos a costa de la dicha Cofradia tengan un mullidor, para que llame los dichos cofrades a los dichos entierros, misas y cavildos de la dicha Cofradía, y al tal mullidor le dean el salario necesario y una túnica con una insignia de Nuestra Señora de la Concepción, que traiga vestida quando llamare y murieren los dichos cofrades y no de otra manera, a los quales llame con una campanilla por las calles públicas cada vez que los dichos vicarios o mayordomos lo ordenaren».

    Uno de sus cometidos era el avisar a todos los cofrades para asistir a las vísperas, misa y procesión del día de la patrona, la Purísima Concepción. Desconocemos la época en que fue sustituido el tañir de la campanilla por los sones de pífano y tambor, instrumentados por otros dos muñidores que se incorporaron al protocolario ritual. Vestían túnica larga de damasco blanco y azul, cubriéndose con chambergo.

    La túnica ha llegado a nuestros días posiblemente desvirtuada. Es una prenda de revestir, en la que impera el color blanco, con aspecto de toga de 114 centímetros de alto, cuello recto abrochado con corchete, delantero abierto hasta el bajo con amplia cenefa azul y esclavina de tres picos del mismo color caída sobre la espalda.

    Con este atuendo recordamos al muñidor, que ocupaba lugar preferencial, mientras los acompañantes utilizaban su propia ropa o el uniforme de la banda municipal. El último titular en este oficio, el señor José, recorría la ciudad ejerciendo sus funciones en los portales de las casas en donde vivían los cofrades, y encabezando la comitiva municipal hasta San Francisco, para asistir a los solemnes actos litúrgicos. En algunas ocasiones era portador de octavillas informativas sobre el horario y los lugares que tendrían que ocupar.

    A pesar de encontrarse en suspenso la actividad en esta Cofradía, no escatimamos efuerzo alguno en colaborar con la delegación de Cultura del Ayuntamiento de Betanzos, y con la ayuda de la comunidad franciscana, para conseguir este resurgimiento, en la espera de que todos los cofrades encuentren renovados ánimos que garanticen su continuidad.