El puente de Roibeira
Publicado en Betanzos e a súa Comarca el 01/04/1998. Página 16.
Desde tiempo inmemorial, el río Mendo vino siendo aprovechado para la molienda de granos, en los numerosos molinos que se instalaron en sus márgenes. Las orillas se comunican mediante pontezuelos, pasarelas y puentes, como un medio de relación vecinal, de conexión con sus tierras y para transporte de mercancías, en definitiva y como todos, útiles y necesarios.
Uno de los puentes más conocidos y monumentales de esta zona se encuentra levantado en el lugar de Roibeira, ya documentado en la Edad Media y perteneciente a la Jurisdicción Real de la ciudad de Betanzos, en el antiguo camino que comunicaba con Curtis.
El puente se presenta airoso en un paraje de extraordinaria belleza; un valle que descansa sus colinas en viejas «corredoiras», a las que abren sus puertas antiguas casas, cobertizos, hórreos, puentes y acequias, entremezclados con los molinos, nunca alejados de productivas brañas. La densa vegetación natural, apenas siente la mano del hombre si no es para el plantío de viñedos y montes en conjugada riqueza, de cuyo sonado exponente son fruto los afamados vinos del Mendo, en tierras de Bravío.
En el puente se identifican las modificaciones sucesivas de su construcción; un muy antiguo arco de esquisto, conformado por lajas en su cuña, se diferencia del principal, más moderno y amplio, por su fábrica con dovelas de granito. Como es tradicional, los tajamares río arriba son triangulares y achaflanados con sus contrarios. La medida de su ancho se aproxima a los nueve pies, y de largo alcanza los setenta.
Lo recordamos empedrado con gruesos gorrones de pórfido rojo, ceñidos por cuadros regulares de pizarra, en perfecta conjunción con los pretiles de granito que encauzan su recorrido. En la actualidad, aquella noble calzada se presenta cubierta de cemento, incomprensible atentado que debiera ruborizar a los responsables, desde ahora y siempre obligados a reparar el mal causado, mediante una restauración que, a la vez, permita recuperar la cruz que presidía el vértice de su antepecho.
En el año 1715, la Justicia y Regimiento de la ciudad de Betanzos, dispone el arreglo del Puente de Roibeira. Era normal que se aprovechara la estación cálida, en prevención de las crecidas que molestarían los trabajos. Se procede entonces al repartimiento para la reedificación, entre los vecinos que mayor provecho obtenían de su utilización, además de la propia ciudad, los residentes en las feligresías de Santiago de Requián, San Martín de Bravío y San Pedro de Oza.
Los vecinos de Oza se niegan a contribuir, y en su nombre Antonio de Rilo y su hijo Domingo, este último multado con cuatro ducados por su rebeldía al Real acuerdo del Corregidor de Betanzos, protestan en forma ante el Tribunal Real para que se anulen los cargos, por estimar que dichos vecinos han arreglado «la que llaman puente Caballos, que hes en el mismo rrio que baja a la rreferida de rroibeira sin otra ayuda».
En su escrito, del 15 de Octubre de 1715, Antonio de Rilo alega que su hijo Domingo «se alla en la Ciudad de la Coruña a dependenzia de obligarnos por el Señor Corregidor de la Ciudad de Vetanzos a la contribuyzión de Dinero para la rredificacion de la puente rroybeira, que hes particular y toca a los vezinos de las feligresias de ssantiago de rriquian y San Martin de brabio y dicha Ciudad de Vetanzos, y siendo hesto Cierto y allarnos vezinos de la feligresia de San Pedro deoza, Jurisdiccion del rreal Monasterio de San Martin de Santiago sin ser domiziliario de dho Sr. Corregidor, ni devernos conprender devajo de su Domicilio, es asi que aviendose arruinado dha puente de rroybeira, sin constar devernos conprender ni conocer de nosotros, ni prezeder ajuste de Conpusizion, ni zitarnos para el, ni menos Consulta del rreal acuerdo, passo para rredificar dha puente de palo y bigas y tablas a rrepartir mas de mill rreales de vellon, en que se incluyo esta feligresia deoza, estando esenta por no dever contribuyr… para cuya cobranza hespedito a V.md . y a Don Domingo Diaz de la Concha, Sevastian de Chans, por cuyo apremio he pagado el principal y ssalarios sin perjuicio de lo que tengo rrepresentado…».
Termina la exposición, con la reserva de acudir ante la Real Audiencia del Reino, de nos ser considerada la protesta.
Pocos años después, el puente precisó mayores reformas, quizás por el inusual aumento del tráfico de carretones. Durante el año 1740, la Justicia y Regimiento determinó una nueva y definitiva reedificación. El remate de las obras recayó en el «maestro de arquittettura vezino de estta Ciudad» Don Joseph Martinez Zelis. El 15 de Enero de 1741, el ayuntamiento accede a la petición formulada por el arquitecto «a cuio cargo esttubo la obra y fabrica del puente Ruibeira… para acavar de acer el ponttigo y reparos… y conprar la Cal y aprontto de Matteriales para ellos…», para que se le libren mil quinientos reales.
Los regidores comisionados de la obra, Sres. Neira y Brandariz, en presencia del escribano de Concejo Jacob de Ortega y Castro, acuerdan y firman la orden de pago, que permitiría hacerla efectiva al depositario, Manuel Antonio González, en libranza del 3 de Febrero de 1741.
Con esta liquidación se consumó la firmeza de este puente, en sabias manos de la Ilustración, época florida de la reconstrucción de España, merecedora, cuando menos, de mayor respeto.