• El «gamachiño»

    Presentado en Ayuntamiento de Betanzos el 12/12/1985. Registro número 3024.

    El "Gamachiño"También llamado «demachino», «gamachino» y «fetoyro», es una representación alusiva al diablo que actualmente acompaña a la danza de los marineros, y que en pasadas centurias formaba parte del cortejo que el gremio de mareantes aportaba a la procesión del Corpus.

    En la visita que en 1604 hizo a la parroquial de Santiago Fray Francisco de Vera, Obispo de Medauro, dispuso que en la procesión del Corpus no se «permitan los demachines que andan aquel día en la dicha procesión», documento que se conserva en el Archivo Parroquial de Santiago – Libro de Visitas, que demuestra la participación de un colectivo de gamachiños en la comitiva.

    En nuestras investigaciones en el Archivo Histórico Nacional, hemos localizado un libro de cabildos del gremio de mareantes (Sección Clero legajo 3.058) donde en la reunión celebrada el 21 de Abril de 1678 se especifica en inventario «La máscara del gamachino con su vestimenta» y en el cabildo celebrado el 25 de Abril de 1695 figura «La bistimenta del fetoyro con su máscara».

    Demostrada no solo la existencia y antiguedad de esta figura alegórica, sino tambien su participación en cortejos, trataremos a con tinuación su interpretación. Hemos llegado a la conclusión de que los demachines, gamachiños o fetoyros, presentan un carácter esencialmente masculino, en ritos donde destaca una misión amedrentadora, para asustar y ahuyentar unas veces y otras entretener e incluso hacer reir a las gentes.

    Los Gamachiños realizaban un oficio que nada tenía que ver con la danza de arcos, eran al igual que los apóstoles un número más del aglomerado escénico del gremio de San Miguel. Cuando en 1969 recuperamos esta figura para acompañar las danzas juveniles por nosotros formadas en 1966, lo hicimos como un elemento exterior e independiente, postura olvidada por nuestros sucesores en la dirección de los grupos de danzas de labradores y marineros, quienes con fantástica inventiva provocan una lucha entre guía y fetoyro, que desvirtúa el origen ahuyentador de los diablos con que el gremio de mareantes salía en las procesiones del Corpus y Jueves Santo, al unísono con los Apóstoles y la danza de arcos.

    El acompañamiento de uno o varios diablos en la danza tiene que ser visto como una manifestación más de los menestrales, es aceptable su intromisión, amenaza o desafío alrededores, no interrumpiendo el sentir interpretativo de los danzarines, como si los realizaran hacia los espectadores o saliesen de un escenario, su lugar es abriendo, cerrando o coreando una marcha, procurando no se moleste a los restantes oficios del gremio y defendiendo a sus asociados.

    A. Ferrer en su obra «Els balls populars de Balear» los define de la manera siguiente: «Son ahuyentadores de espíritus malignos y tal vez a la par representaciones de ellos. El nombre de dimons que se da a unos hombres que salen vestidos con un traje abigarrado en Manacor, Capdepera y Artá, danzando con motivo de la fiesta de San Antón, que llevan una horrosa careta, una piel negra a la cabeza y cuernos.» (pag. 306 de la obra -El Carnaval- de Julio Caro Baroja).

    En la misma obra citada se recoge un texto que «Menéndez Pidal copia una definición que se halla en un diccionario… del Doctor Francisco del Rosal que data de 1601, y que dice asi: çagarrones, que otros dicen caarrones o caharrones y carraones, son figuras ridículas de enmascarados que acostumbran ir detrás de las fiestas, procesiones o mascaradas para detener y espantar la canalla enfadosa de muchachos que en semejantes fiestas inquietan y enfadan, y assí, para más horror de éstos, las visten en hábitos y figura de diablo, por lo cual, en Zamora lo cagarrones son llantados diablícalos…» (Pag. 364).

    Como bien puede apreciarse, la manifestación de nuestro gamachiño tiene semejanza con las descripciones antecedentes. Para una mejor comprensión seguimos con la explicación del proceso que hemos realizado para su reaparición en 1969. El «gamachino» o «fetoyro» que, en principio, diseñamos ofrecía lujoso aspecto, aparte de resultar muy costoso y por tanto inviable por los medios con que contabamos, llegamos a la conclusión de que era muy sofisticado en relación al ropaje que para otras representaciones gremiales figuraban en los inventarios. Nuestro «Gamachiño» fue el resultado de un segundo estudio, que llevamos a la práctica de la manera siguiente: pedimos los cuernos de un castrón a nuestro viejo amigo D. Gerardo Vidal Camino «O Pinica», empleado municipal al servicio del matadero, quien en la primera oportunidad que tuvo nos entregó limpios; en la Mueblera Gallega D. Evaristo Mancera preparó una madera en cuyos extremos se sujetarían sendos cuernos y que serviría de soporte para un armazón de zinc, que en su taller claveteó D. Luis Cachaza Pérez; en una tienda de retales adquirimos pedazos de un peludo tejido sintético conocido por «Dacha», de color encarnado, utilizado en industria para la confección de alfombras, los unimos de manera que cubriese el armazón, cosiéndolos a un forro interior para que no molestara a quien lo pusiera sobre su cabeza; con una careta, propia de un diablo, se taparía el rostro, pieza que no llegó a usarse por los inconvenientes de la goma para la transpiración. Para el cuerpo conseguimos un polo negro, una faja roja para ceñir la cintura con flecos en sus puntas, calzas completas y calzón negros con perniles abiertos por los lados, ajustándose con botones plateados, calzado de polaina construido con piel de becerro del país sin pulir, con suaves grilletes de tela con cascabeles cosidos, calzado que en ocasiones seria sustituido por alpargatas blancas asegurando el tobillo con cintas rojas entrelazadas, que facilitan el ejercicio de cabriolas; colgaba un colmillo asegurado al cuello por un «amalló», tapando las manos con guantes negros con las que domina un «galleto». Como repuesto para las actuaciones y en prevención de roturas, contaba además con un calzón bombacho y polo de raso encarnado.

    Con este atuendo el «Gamachiño» obtuvo el Premio al Mejor Traje en el Festival Internacional de Melgaço (Portugal) en 1973, llamó igualmente la atención con mención Especial en el «International Arts Festival for Young People» en York y en el Queen Elizabeth Hall el 14 de Julio de 1977, donde acudieron representando a España las danzas mencionadas, el programa oficial del Tour por Inglaterra apuntaba, entre otras cosas, lo siguiente: «Accompanied by traditional bagpipes it is one of the first youth groups from Spain to undertake a concert tour of England«.

    Con la reaparición del «Gamachiño», la figura diabólica escenificada en Betanzos es la más occidental de las existentes en el Viejo Mundo, y sin lugar a dudas una de las representaciones que debernos mimar y fortalecer.

    Desde los pasados festejos patronales de Agosto de 1985, nuestro buen amigo el artista D. César Lombera, viene trabajando en un proyecto que ampliaría el actual papel de los gamachiños y otras manifestaciones de nuestro pasado, al que hemos pedido especial atención e interés para que la recuperación de estas nuestras tradiciones sea una realidad, circunstancia dependiente del Ayuntamiento de Betanzos y que esperamos haga suya esta consecución.