Conducción de madera por el río Mendo en el siglo XVII
Publicado en Betanzos e a súa Comarca el 01/10/2002. Página 30.
No deja de sorprendernos la optimización que se registra en el aprovechamiento de los recursos naturales en el Antiguo Régimen, por lo que al conjunto de artículos que dedicamos a cantar las excelencias del río Mendo y de su entorno, añadimos en esta ocasión la novedosa utilización de sus corrientes para la conducción de madera.
El 10 de Setiembre de 1610, el padre fray Sebastián Estévez, «prior de la granja de las Cascas», solicita el levantamiento de un acta ante el escribano de Betanzos Don Alonso López Ballo (Protocolo 95, folio 92 del Archivo Histórico Notarial), para reclamar a Juan García de Viílozás el arreglo de la presa construída para derivar las aguas hacia los molinos de Acea, propiedad del monasterio das Donas o de Las Cascas, dañada durante la conducción de madera por el cauce fluvial, y que fue redactada en los siguientes términos:
«Escrivano que estais presente dadme por fé y testimonio, de suerte que haga fé en juizio y fuera del, como el padre fr Sebastian Steves prior de la granja de las Cascas, desta protesta y requerimiento que tomo contra Juan García de Villouças en que digo que bien sabe como quedó comigo, al tiempo que bajava la madera por el río de las Cascas, que a su costa adereçaría la presa de los molinos del Açea y paguaría todos los daños que por causa de aver traido la dicha madera por el río se me causasen, por ende le pido y requiero las veçes que de derecho sean necesarios que luego antes que el río cresca adereze la dicha presa, porque quedó con los golpes de la dicha madera mui mal tratada y sentida y mui dispuesta a que el río la lleve con mucha façilidad, con protestaçión que hago de que si no lo hiciere de cobrar del y de sus bienes, por la mejor manera que pudiere por el daño que constare aver recebido en los dichos molinos y presa y si el río la llevare o maltratare cobrar del por lo que costare bolverla a poner en su perfeción y de cono así se lo pido y requiero…».
Con la misma fecha el escribano notifica el contenido del requerimiento al maderero, quien:
«dixo que él no sabía el daño que la dicha pressa ubiesse hecho con la dicha madera que abía traído por el rrío, que si lo ubiera hecho lo tubiera ya rremediado… y que el pondría otro [requerimiento] aviendo hecho algún daño hestava presto de lo rremediar… [Firmado] Juan García de Villozás [Rúbrica]. Pasó ante mí [Firmado]. Alonso López Ballo [Rúbrica]».
Vemos cono la presión ejercida por el padre prior consigue ablandar la tozudez de Juan García de Villozás, cuya respuesta se ajusta a los cánones de nuestra retranca más tradicional, mediante el solapado reconocimiento de culpabilidad.
La explotación de los recursos de nuestros ríos mantuvo casi que inalterable el ecosistema, incluso en las ramificaciones molineras integradas en el paisaje, con la respetuosa actuación de los ribereños siempre atentos ante cualquier alteración del entorno y de todo aquello que afectara a tan inmediato medio de vida. La proliferación de proyectos hidráulicos en nuestros ríos, sobre todo para la construcción de minicentrales eléctricas como las que sufre el Mandeo, vienen a modificar el ecosistema mantenido desde tiempo inmemorial, y el prometido impacto ambiental tendrá mayores consecuencias que el deterioro de una presa por la conducción de madera.