Con capa y mantilla se pagan las penas
Publicado en Betanzos e a súa Comarca el 01/01/2000. Contraportada.
A la asociación de amigos de la capa, en la persona del
ilustre pintor y buen amigo Don Rafael Pedrós.
Las secuelas de la peste y del incendio general del año 1569, a lo que sobrevino el estancamiento del trato y comercio, sumieron a la ciudad de Betanzos en una etapa de retroceso sin recuerdo. En estas circunstancias, gran número de vecinos se vieron imposibilitados de atender el pago de las rentas, compromisos e impuestos, hasta el punto de cumplir con la entrega de sus bienes, sin librarse el encapillado, como prendas de mayor estima y valor de la época.
En la primavera de 1576, cuando la humedad de Abril se calaba en los huesos con tanto rigor como el frío invernal, el escribano Pedro López de Canicos, de los del número de la ciudad de Betanzos hace constar de como Juan Vazquez Barba había sido condenado en quinientos maravedís por Penas de Cámara, que tenía que satisfacer ante el Receptor Juan Pérez Álvarez «y el sobredicho por no tener los dineros dexó una capa por la dicha condenación», por lo que solicita autorización para venderla y de no alcanzar dicha suma, complementarla mediante la saca de tantos bienes como fuese necesario.
En el mismo acto y por idéntico motivo «me dexó otra mantilla» la mujer de Albaro da Vista; para ambas piezas, se pretende obtener licencia de venta, ante el Teniente de Corregidor «muy magnifico señor Juan Rodrigues Xuares… e visto por su merçed dixo que lo oía e que mandaba e mandó que estas prendas se bendan publicamente y de su balor se aga pago a la cámara».
Y así se hizo:
«En Betanzos a catorçe dias del mes de Abril de mil e quinientos y setenta e seis años, ante mi el escribano e testigos Pedro Lopez de Canicos escribano entrego a Vasco Manteiga, pregonero publico desta ciudad, la capa clara con un pespunte de seda açul e con un collar de terciopelo negro e un corchete de plata, la henbrilla sola, ya usado e rroto en parte, e una mantilla pequena de pano negro que paresçia de contia e con un ribiton de terçiopelo negro ya usada, para que lo vendiese conforme al auto e liçencia de arriba, el qual dicho pregonero lo rescevio y le llebo en el onbro por las calles desta ciudad, pregonando e declarando si alguna persona lo queria conprar, y ansi le llevo a la plaça publica y mayor desta ciudad, en la qual pregono que si abia alguna persona que quisiese conprar la dicha ropa, y parescio presente Fernan de Figueroa, carnicero vecino de la dicha ciudad, que dixo ponia la capa en doze reales. Luego parescio presente Bartolome da Mella, tendero, que dixo que la ponia en catroce reales, luego parescio Graviel Martinez que dixo la ponia e puso en quinze rreales, e luego el dicho Bartolome da Mella que dixo lo ponia e puso en dieciocho reales y los daria e pagaria siendole entregados los efectos de paz; luego el dicho pregonero hiço saber por dos, tres bezes la dicha postura e hiço pregunta si avia alguna persona que la quisiesse poner en mayor postura e no parescio persona alguna e atento esto, el dicho pregonero dixo que remataba y apercebia rremate de la dicha capa, e por no salir otro mayor postor se remato en el dicho Bartolome da Mella tendero en los dichos dieciocho reales.
E luego el dicho Fernando de Figueroa carnicerro pusso la mantilla negra con el rribete de terciopelo en diez e seis rreales… Graviel Martinez la pusso en dieciocho rreales y luego el dicho Fernando de Figueroa la pusso en veinte rreales y abiendose apercivido primera, segunda e tercera postura el dicho Fernando de Figueroa carniçero la pusso en dos ducados, bolvió el dicho pregonero a declarar la dicha postura, primera, segunda e tercera y quinta bez… e no paresciendo otro mayor postor… se remato en el dicho Fernando de Figueroa… estando presentes por testigos el dicho Graviel Martinez e Domingo Fernandez vecino de San Vitorio e Gregorio Mosquera e Pedro Albarino de Sanfiz e Andres Lopez escribano e Alvaro Varela escribano del numero e otros e yo escribano dello doi fe. Paso ante mi. [Firmado]. Juan Perez Alvarez. [Rúbrica].».
No se alcanzaba el nivel de aquel nuestro vecino, que todos los lunes empeñaba su chaqueta en el Monte de Piedad, para recuperarla durante el fin de semana, aunque sí se constata el pago de las Penas de Cámara, desprendiéndose de ropas fuera de estación, quizás pensando en reponerlas para la siguiente temporada, de cualquier manera, se ilustra la escasez de posibles en horas aciagas de nuestra historia.
Fuente documental: Archivo del Ilustre Colegio Notarial de A Coruña. 1576. Protocolo 4 del escribano Juan Pérez Álvarez.