• Apronto de madera y servicios para la Armada Real

    Publicado en Betanzos e a súa Comarca el 01/04/2002. Página 16.

    La ciudad de Betanzos y su jurisdicción contribuyeron muy especialmente
    a la construcción de los astilleros de La Graña, Esteiro y Ferrol

    Construcción de una fragata en el siglo XVIII (Museo Naval. Madrid)Finaliza el siglo XVIII con el traumático cambio de dinastía; la muerte de Carlos II de la Casa de Austria provoca la Guerra de Sucesión, que enfrentaría a Felipe de Anjou, futuro Felipe V de España con el archiduque Carlos de Austria, ambos pretendientes a la Corona, donde jamás se ponía el sol.

    El nuevo monarca Borbón, recibe en herencia una maltrecha flota, dependiente del sistema de asiento o flete, por la práctica carencial de construcción naval propia.

    Finalizada la guerra (1713), se produce un cambio sustancial en la política naval española, propiciada por Don José Patiño desde sus puestos de intendente general (1720-1726) y Secretario de Marina (1726-1736), alma mater de la nueva política de reformas.

    En la frenética carrera para dotar a España de una flota que, cuando menos, mantuviera a raya el poderío de las escuadras inglesa y francesa, se crean los tres departamentos marítimos de Ferrol, Cadiz y Cartagena, y por Real Orden del 5 de diciembre de 1726, se aprueba la construcción del arsenal de La Graña, medida que acelera el proceso de incorporación de la villa de Ferrol a la Corona, por cesión del conde de Lemos según el Real Decreto de 21 de septiembre de 1733.

    Estas realidades, si bien incrementaron el peso específico de la antigua provincia de Betanzos, supusieron una enorme carga de servicios para sus habitantes.

    Del enorme esfuerzo realizado por la ciudad de Betanzos y su jurisdicción Real tenemos a la vista un buen número de documentos en los que se reflejan los repartimientos de los servicios, las protestas por lo gravoso de su imposición, las condiciones requeridas y las órdenes «para la tira», acarreo y transporte de la madera de las dehesas Reales, como también del «Carbón al rreal astillero de la grana fabricarlo y aprontado en dicho astillero».

    Para contar con la mano de obra precisa y constante, nos sirve de ejemplo la advertencia que Don Juan Clemente de Neira y Ron, Teniente de Corregidor de Betanzos, le comunica al mayordomo de la.feligresía de San Esteban de Quintas, el 29 de marzo de 1732, en esta forma:

    «…sin dilación alguna nonbre uno de los vezinos de dicha feligresia, que sea aproposito para el Real Servicio y le remita al Astillero de la Graña donde se mantendrá por quince dias y para dos remitirá otro subcessívamente por el mismo termino asta nueba orden, previniendo a los que fueren no an de salir de dicho Astillero asta que llegue otro a rremudarles…»

    Decisión que satisfacía la súplica de los feligreses, por haberse repartido dos de sus vecinos, y alegato razonado «por ser dicha feligresía corta en vecindario, que la maior parte de los naturales della se exsimen con supuestas exsenciones e ynpusiblitados y otros de crecida hedad, a que se agrega la circunstancia de ser aquella feligresía un transito Real para la Ciudad de La Coruña y otras del Reino acaeze daren aloxamiento a las tropas de Su Magestad y a sus ministros y otras difirentes Contribuciones que son yntolerables…».

    Para obtener una idea cabal sobre la magnitud de los repartos, nos servimos del efectuado para la fragata de San Nicolás de Cines, uno entre tantos de los realizádos en Las Mariñas y que hicieron revivir las memorables y funestas talas llevadas a cabo durante el reinado de Felipe II. El oficio está dirigido a Don Blas Martínez Villozás, Regidor y Alférez Mayor de la ciudad de Betanzos, Corregidor en funciones por ausencia del titular y su teniente, y suscrito por Don Pedro Rufino, responsable de este Real Servicio, con el fin de que la capital curse instrucciones a los jueces y mayordomos de los respectivos cotos y feligresías de su jurisdicción Real, cortésmente obligadas a concurrir, bajo severas penas por omisión, en los días señalados:

    «Muy señor mío:
    Passo a noticia de Vuestra Merced; como para la fraga de San Nicolás de Zines se neçesitan de 288 Pares de Bueyes y 130 Carros del Pays en esta forma:
    Lunes seis del corriente çinquenta pares con treinta carros.
    El Martes siete del dicho mes otros tantos carros y Yugadas.
    El Miercoles ocho del corriente otros tantos Carros y Yugadas.
    El Juebes siguiente, çinquenta yugadas y veinte Carros.
    El Viernes siguiente, cinquenta yugadas y veinte Carros.
    El dia Savado siguiente, treinta y ocho pares…
    Espero deber a Vuestra Merced la fineza de que en esto no ayga la menor falta, por que tengo ya remitido en dicha fraga Carros del Rey y demas utençilios para la Tira, y la Gente esta esperando el ganado. Nuestro Señor Guarde a Vuestra Merced muchos años, Vetanços y Octubre 4 de 1727. Besa la mano de Vuestra Merced, Su mayor Servidor.
    [Firmado]. Pedro Ruffino. [Rúbrica].»

    La primera fragata salida de los astilleros de La Graña para la Armada Real sería bautizada con el nombre de «Ermiona», cuya lancha de servicio se encontraba en construcción en 1732, con maderas procedentes de las dehesas de Trasanquelos y de La Regueira, como ilustra el documento siguiente:

    «Señor Justicia y Diputado de la Muy Noble y Leal Ciudad de Betanzos:
    Señor, Participo a V.S. averse labrado en la Dehesa de San Salvador de Trasanquelos nuebe piezas de madera, y en la de Rigueira ymediata a la de Trasanquelos siete que con las nuebe, expresadas arriva, hazen diez y seis piezas de madera, las que han de servir para la Lancha de la fragata que se ha echo en el Real Astillero de la Graña nombrada la Ermiona, y nescesito para su transporte al envarcadero de esa Ciudad de veinte y quatro Carros, con tres Yuntas de bueyes cada uno, y mas aparejos; los que estimaré Vuestra Señoría servirá mandar se aprompten en dichas Dehesas el día veintey siete de este mes, sin falta.
    Nuestro Señor Guarde a Vuestra Señoría muchos años, Trasanquelos Octubre 23 de 1732. Besa la mano de Vuestra Señoría, su reconocido y obligado Servidor
    [Firmado]. Francisco Figueroa y Porrua. [Rúbrica].»

    Hemos visto como la madera se conducía hasta los muelles de Betanzos para ser transportada hacia su destino por vía marítima.

    Este intenso tránsito provocaba el deterioro de las calzadas y el de las instalaciones portuarias, de ahí que, en adelante, la Justicia y Regimiento de la ciudad esgrimiera esta realidad para justificar sus reiteradas súplicas de mejora y ampliación de los «peiraos» por cuenta del Estado; una cuestión que, al igual que sucede con el dragado de la ría, se ha convertido en una deuda histórica con la ciudad de Betanzos.

    Toda la provincia de Betanzos se vio inmersa en la construcción de los edificios, gradas y buques que tanto prestigio dieron a La Graña, Esteiro y Ferrol.

    Un enorme esfuerzo que se traducía en otra tanta alegría, en las recíprocas jornadas que ferrolanos y betanceitos se hacían en exaltación de su hermandad. Nos congratulamos por las dos visitas efectuadas por el alumnado de la escuela de especialidades fundamentales de la Estación Naval de La Graña el pasado mes de febrero, con el deseo de que se amplíen al conjunto de la población para retomar aquellas célébres jornadas de confraternidad.